El orensano Amador Rego Villar-Amor (de pie en la fotografía) es sin duda alguna uno de mis más fieles y críticos lectores. Dotado de una “memoria de caballo”, casi siempre aporta algún dato o comentario a mis artículos, y en ocasiones muestra su desacuerdo o matiza algo de lo que escribo. El día 22 publiqué la celebración anual de unos voluntarios de la “mili” de Artillería 28, de La Coruña, y con tal motivo me remitió el correo que reproduzco: “Aquí también celebramos estas comidas. Una el último viernes de octubre, con todos; y otra, con los que he convivido Campamento y me he preocupado de mantener la amistad, aquí de momento sólo somos ocho. Hice una hace 20 años con compañeros que habíamos estado en la sección del Campamento del Cumial, y con el teniente que estaba con nosotros que era como un padre, llegué a despedirlo unas horas antes de morir. La mili mía fue 20 meses, de 1 julio 1964 a 28 febrero de 1966. Ese día, que era lunes, coincide con otro lunes también de mi jubilación: 28 de febrero de 2005. Nací en 1943, y me jubilé con 43 años de trabajo. Entré (en el Banco de La Coruña) en 1962, y me jubilé con 62 años. O sea, que me licencié un lunes 28 de febrero y me jubilé un lunes 28 de febrero. En estas comidas comparto muchas vivencias, pues me acuerdo de muchas, y las cuento, pues nadie se acuerda y yo como tengo de momento la enfermedad de la memoria animo la fiesta. Tengo muchos amigos militares que también les cuento estas vivencias, y otras de historia militar y lo pasamos bien. Me aprecian mucho, disculpa la inmodestia. Y como debe ser, siempre te acuerdas de lo bueno, lo malo si, pero no le das importancia, a nuestras edades ciertas historias deben de pasar, pues a mis 76 años menos dos días, que quieres que te cuente”. Dicho queda, querido amigo. (Foto: Lajos Spiegel)

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