De La Coruña a Reikiavik, pasando por

Barcelona 

01-La-Coruña.-Estación-del-tren

Desde mis ya lejanos inicios como “Viajero del Mundo” y “Viajero sin Fronteras” los territorios situados en ambo Polos de nuestro planeta Tierra ejercieron sobre mí una singular atracción. Creo que en ello tuvieron mucho que ver las lecturas juveniles de grandes viajes, entre los que ocuparon lugar muy destacado las fenomenales gestas de los americanos Frederick Cook (1908) y Robert Peary (1909) en el Polo Norte, y el noruego RoaldAmundsen (1911) en el Polo Sur. De hecho, siempre tuve en mente desplazarme a ambos Polos, aunque por diversas circunstancias tuve que aplazar esos soñados viajes más de lo que había deseado.

 

Del Polo Norte al Polo Sur

De hecho no fue hasta el mes de enero del año 2008 cuando pude realizar un inolvidable viaje desde el Iguaçú brasileño hasta el Canal de Beagle, al sur de la inmensa e impresionante Patagonia argentina. Mi visita a la mítica Tierra de Fuego, bastante más al sur del conocido Estrecho de Magallanes, significó entonces la culminación de un sueño largamente acariciado. De ese inolvidable viaje publiqué en su día amplios reportajes, enriquecidos además con espectaculares fotografías.

Ese importante logro viajero en el Polo Sur incrementó mis deseos de visitar el Polo Norte, fijándome como meta un viaje por Islandia, la segunda isla más grande de Europa cuya cresta se hinca profundamente en el Círculo Polar Ártico (Latitud Norte 66º33’44’’). Pero, por un motivo u otro, la realidad fue que tuve que posponer mi periplo en varias ocasiones. Incluso una descoordinación con Viajes El Corte Inglés dio al traste con mis propósitos en el verano del año 2012.

Decidido a no dejar pasar más tiempo, al regreso de un largo y detallado viaje por las Islas Canarias (en el que incluí las hasta entonces para mi “desconocidas” islas de El Hierro y La Graciosa) me puse en contacto con mis buenos amigos de “Viajes RAI”, en La Coruña, encontrándome con la sorpresa de que ya no tenía vuelos disponibles hasta la última semana de agosto y primera de septiembre; es decir, cuando ya el verano daba sus últimos estertores en el Polo Norte. Y para evitar un fiasco como el del año anterior, acepté de inmediato la oferta que me pasó mi buen amigo Agustín Vázquez, director comercial de la mencionada agencia de viajes herculina.

 

Monforte: larga e imprevista parada

Y, al fin, el 23 de agosto inicié el viaje. Mi punto de partida fue la bella estación de ferrocarril de La Coruña (en la primera fotografía), desplazándome en un confortable tren-hotel que me llevó a Barcelona. El viaje fue muy placentero, pese a que un grave incendio en Forcarey (Pontevedra) nos retuvo dos horas y media en la estación de Monforte de Lemos (Lugo), a la espera del tren complementario procedente de Vigo, tiempo que aproveché para visitar esabonita ciudad, tomar unas estupendas fotografías e incorporarlatambién al muy completo video que hice de todo el periplo.

 

Barcelona: visita a la Sagrada Familia

Tras mi feliz llegada al día siguiente a la Estación de Sants, en Barcelona, dejé mi equipaje en la consigna y dediqué las horas libres hasta mi vuelo nocturno a

02-Barcelona

Reikiavik (Islandia) a realizar un precioso recorrido por la capital catalana, con especial dedicación al Templo de la Sagrada Familia (segunda fotografía), esa impresionante obra de Gaudí que experimentó un gran avance desde mi última visita. Y para aprovechar mejor el tiempo comí en el restaurante “ElsPorxos”, situado en un lateral del templo.

Ya bien avanzada la tarde retorné a la estación de Sants y, tras recuperar mi equipaje, desde allí me trasladé en un rápido y cómodo tren hasta el aeropuerto internacional de Barcelona, sito en el Prat de Llobregat. Tras realizar los trámites de facturación y embarque, en la Terminal 2, a las 23:40 horas partí en un avión de la compañía islandesa “Icelandair”, que me llevó en vuelo directo a Keflavik que es el aeropuerto internacional de Reikiavik, la capital de Islandia.

 03-Islandia

Abandonado en el aeropuerto de Reikiavik

El vuelo, que duró cuatro horas y media, resultó excelente, pero debido a un fallo de “ReykjavikExcursions” a la llegada a la terminal (tercera fotografía)me encontré con que el transporte que debería llevarme al hotel se había marchado, por lo que tuve que coger un taxi que me trasladó al no muy lejano Hotel IcelandairKeflavik.

Y a eso de las cuatro de la mañana, hora local, al fin pude introducir mi vapuleado cuerpo entre los plumones de los acogedores cobertores nórdicos de mi excelente habitación individual. Era ya domingo, y tenía que“dormir aprisa”, como me decía mi difunta madre cuando era estudiante, ya que al día siguiente me esperaba una larga y agotadora jornada de visitas por una zona geotérmica, los campos de lava, un obligado y curativobaño en la Laguna Azul, recorrer la Costa Sur, ylas maravillosas cascadas de Seljalandsfoss y Skogafoss  en elimpresionante Área de Vik.

¡Ah!, y también tenía que comenzar a recoger pequeños leños para mis amigos de las Hogueras de San Juan de La Coruña, al igual que había hecho en otros grandes viajes anteriores. ¡Casi nada, vamos!.(Fotos: Lajos Spiegel).

Previous post El coruñés Ramón Seoane Iglesias fue el primer Comisario-Jefe de la Policía Autonómica de Galicia
Next post Islandia: Mucho más que agua y fuego (II)

2 comentarios en “Islandia: Mucho más que agua y fuego (I)

Deja una respuesta