Desde los albores de la humanidad el ser humano ha tenido la necesidad de expresar sus sentimientos a través de signos; gestos o sonidos, dando así comienzo a las expresiones artísticas tales como la danza, la música o lo que hoy nos ocupa, la pintura.

La cueva que le daba cobijo fue su primer lienzo, sus paredes las utilizó para esta manifestación artística; conocemos esta actividad humana desde el paleolítico, al abrigo de la misma dejó volar su imaginación; hasta nosotros llegaron, formas, texturas y colores, así vemos representadas escenas de su vida cotidiana, animales de los que se alimentaba, con cuyas pieles cubrían sus cuerpos, o le servían para realizar rituales mágicos, nos encontramos con estas manifestaciones del arte paleolítico no solo en Europa occidental, África o Australia, en algunas zonas del Mediterráneo, el desarrollo de la pintura continuó en el período neolítico.

Las pinturas rupestres aparecidas en España y en el sur de Francia nos muestran la ejecutoria de grandes dibujantes, hasta nuestros días llegan, con increíble exactitud, bisontes, caballos y ciervos, utilizaban para ello pigmentos extraídos de la tierra, compuestos de diferentes minerales molidos y mezclados con grasa animal, incluida sangre de los mismos, sus pinceles los constituían varitas, juncos, o se soplaba sobre la pared.

Se cree que estas pinturas desempañaban una función en su vida, tales como la fertilidad, la buena caza u otros rituales; aunque su exacto significado permanece desconocido, demuestra la presencia de una conciencia espiritual y la capacidad de expresarla por medio de imágenes, signos y símbolos.

Previous post Venciendo la pandemia hablemos de pintura
Next post NUEVO ACTO CULTURAL EN EL SPORTING CLUB CASINO DE LA CORUÑA

Deja una respuesta