Galicia llora, La Coruña, ciudad alegre por antonomasia está sollozante, su noche de San Juan, la del 2020 pasará a la historia como la más triste de las noches sanjuaneras, los hados se confabularon para que así sucediera, disfrazados de coronavirus consiguieron que el fuego purificador no hiciese su aparición en la noche más mágica, esa noche cargada de lirismo en la que la luna brilla de forma inusual y, picarona, hace guiños a las estrellas que, cómplices nos dejan ver el juego voluptuoso de las sirenas sobre las olas del mar acompañadas de un canto melodioso, el revoloteo de juguetones duendecillos anunciando la visión del DIOS que emerge de las profundidades marinas, precedido del dulce sonido procedente de numerosas caracolas portadas por una pléyade de Caballitos de mar que rodean al Mágico ser.

Esto sucede en la noche sanjuanera celebrada en las playas gallegas, tierra de por sí poseedora de múltiples leyendas, en Galicia el fuego; ese regalo que Prometeo hizo a los hombres (por lo que fue cruelmente castigado),tiene entre nosotros, los gallegos, su propia leyenda, cuyo protagonista es un mítico pájaro, nuestro “Papo rubio” que, generosamente no le importó quemarse el bello plumaje de su pecho con el fin de traer a los habitantes de esta tierra el purificador fuego, las demás aves le premiaron por tan heroica acción entregándole cada uno una pluma, menos la lechuza, desde entonces esta-la lechuza -no puede volar de día, está condenada a hacerlo de noche.

El fuego, presente en infinidad de celebraciones, no podía faltar en esta noche, en torno a él se canta, se danza, a la hoguera se entrega el ramo de finas hierbas que el año anterior adornó nuestro balcón y que este año es sustituido por otro con nuevas flores, (con él intentamos ahuyentar a los malos espíritus).

Hoy se nos privó de él y el mismo cielo llora esta ausencia, una densa niebla cubrió todo el litoral impidiendo que el astro rey iluminara la ciudad.

El agua tiene suma importancia en la celebración del rito ancestral, en torno a ella se desarrolla todo un ritual mágico, así tenemos la tradición de beber la flor del agua la mañanita de S. Juan, lavar nuestro rostro con el agua que durante la noche maceró las flores silvestres introducidas en ella.

Galicia es tierra vieja, noble y sabia como sus montañas, su alma y su historia.

Esta noche es mágica; en fin, es la noche de las hadas, de las meigas, bruxas, trasnos y tantos ritos.

Desde Fedellando deseamos que el próximo San Juan se pueda celebrar como la festividad merece.

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