El pasado domingo perdí a un buen amigo. Me refiero a Jesús Pedreira García (Suso, el de El Madrileño) padre de mis excelentes amigos: Lis, Cristina y Suso, y esposo de una gran cocinera y pintora: Marisa Rodríguez Reñones, a quienes reitero mi más profundo pesar, tras haberlo hecho personalmente el pasado lunes.

Entre otras muchas cosas, Suso fue Presidente del Club de Regatas de Perillo, tras suceder en el cargo, en 1992, a José-Manuel Seijas Galán, y yo continué como Vicepresidente, puesto que ejercí ininterrumpidamente desde la inauguración del Club en 1970, en cuya fundación participamos ambos. También recuerdo los grandes Torneos de Mus de “El Madrileño”, de los que yo informaba en “La Voz de Galicia”.

Y en recuerdo y homenaje a Suso I reproduzco el artículo que, bajo el título “Decano y referente en Santa Cristina: 70 años de la saga familiar Pedreira al frente del Restaurante El Madrileño”, que publiqué en diciembre del 2004 con las fotos adjuntas:

“Nada menos que 70 años cumple el famoso Restaurante “El Madrileño”, uno de los mejores de Galicia, sito en la Playa de Santa Cristina (Oleiros-La Coruña). Es el decano de la playa que cantó Sepúlveda, “base aérea” en los años 20 del pasado siglo, entre otras cosas.

“Al frente del negocio están Jesús Pedreira Rodríguez (Suso II), director-gerente, y Ana Marentes Novás, jefa de cocina, tercera generación familiar. Y ya el bisabuelo, Manuel Caramés (O Gayoso) cuidaba los aviones militares en la playa.

“En la fachada pone “Desde 1935”. Pero en 1934, en el arenal estaba el kiosco “Los Madrileños”, de dos señores de Madrid, que se lo vendieron a Jesús Pedreira Fernández y a Manuela García Caramés, de Perillo, que tenían el solar actual, propiedad de una tía. El avance del mar les obligó a montar un barracón de madera, al que Manuela pondría “Kiosco El Madrileño-Viuda de Pedreira” (primera fotografía). Cuando murió su padre Suso I tenía 5 años, precediéndole sus hermanas Manola (fallecida) y Orlinda (dueña del acreditado restaurante del mismo nombre).

“En 1940, viuda ya Manuela, se construyó el “Restaurante Madrileño. Viuda de Pedreira”, y servía “Comida a todas horas”. Tenía un porche delante, y dos plantas. En la primera vivía la familia, y en el ático alquilaban habitaciones.

“Con 3 niños, Manuela luchó duro, y les enseñó a “a trabajar y divertirse”. Le ayudaban como podían, sobre todo Orlinda. De 1942 a 1956 Suso I atendió las 29 casetas de baño, situadas junto a las de su parienta Sara. Iban a hacer otras 20, frente al “Aquarium”, pero al construir el embarcadero el mar se llevó la playa…. y quedaron en los cimientos.

La segunda generación: En 1954, Suso casó con María-Luisa Rodríguez Reñones (segunda foto). La conoció a los 20 años, en 1950. Ella tenía 14, y trabajaba en “El desembarcadero”, un chiringuito de sus padres. También tenían casetas, y aunque eran “competencia”, Suso y Marisa se amaron y se casaron el 9 de octubre, en Santa María do Burgo. Tuvieron tres hijos: Cristina (1955), Lis (1957) y Suso II (1965). Todos les dieron nietos. Cris: Fernando y Luis; Lis: otra Lis; y Suso: Ana.

“Suso I trabajó 20 años como carpintero de ribera, alternando con el marisqueo de almeja. Ambas dejaba en verano para atender las casetas de “El Madrileño”. Cuatro cosas eran fundamentales para él: comer, el fútbol, el dominó y fumar. Luego, al llegar la familia, algunas pasaron a un segundo plano. Y, el 13 de febrero de 1963, con 41 años, dejó de fumar.

“De 1954 a 1956, Suso I y Marisa trabajaron con la madre del primero, y ese año le compraron la casa a Manuela. Creyendo que no servía para el negocio, lo pusieron a la venta. Por suerte no aparecieron compradores, y al ver que era bueno se metieron de lleno en el asunto.

“En aquellos tiempos se trabajaba fuerte en verano. En invierno, solo sábados y domingos. Estaba abierto todos los días, pero apenas entraba gente. Al crecer las niñas, y con la referencia de Orlinda, las orientaron a los estudios, a la vez que ayudaban, y muy bien, en el negocio. Y otro tanto hicieron con su hijo, Suso II, hoy al frente del acreditado local.

“Suso I y Marisa hicieron muchas obras. Diez años después de tener el negocio, y para recibir a unas 30 personas que pasarían dos meses (aún no aparecieron…) hicieron una casita en la parte posterior, con 12 habitaciones en dos plantas, que hoy son almacén y servicios.

“En vista del gran éxito del negocio, y de la belleza del recién construido Paseo Marítimo, y tras vencer serias dudas, a principios de los 90 acometieron la construcción de la nueva casa, que pasó a tener tres plantas, además de la señorial vivienda de Suso II y Ana.

“La excelente cocina de Marisa, y la importante ayuda de los hijos, fueron decisivas para sacar a flote el negocio, que en unos años reforzó su bien ganado prestigio, convirtiéndose en un lugar de referencia en la restauración gallega, e incluso en la española.

La tercera generación: Para Suso I y Marisa fue providencial que su hijo, Suso II, y su esposa, Ana, se hiciesen cargo de la dirección y de la cocina, respectivamente, de “El Madrileño”. De eso hace ya unos seis años. Y para ello, Suso II abandonó una fenomenal trayectoria profesional en el mundo comercial del automóvil. Tras trabajar unos diez años en la Citroën y en la Ford, y tener una oferta de Louzao para irse a la Mercedes, Suso II aceptó la propuesta de sus hermanos para quedarse al frente del negocio, al llegar la edad de jubilación de su padre.

“Hoy, con Suso II como director-gerente, y con Ana como cocinera-jefa, formada en la Escuela de Hostelería de San Javier y en los fogones de su suegra, “El Madrileño” ha sufrido otro importante giro positivo. Manteniendo la tradición de 70 años, su excelente cocina y sus soberbios productos, Ana y Suso II han logrado mejorar y ampliar su magnífica oferta. ¡Chapó!.

Bodas de Oro” Suso I-Marisa: El pasado 9 de octubre cumplieron 50 años de matrimonio Suso I y Marisa. Tras tantos años de brega denodada, y para celebrar como correspondía sus “Bodas de Oro”, los 12 miembros de la familia estuvieron ocho días en Benalmádena (Malaga), recordando también que llevan la friolera de 34 años pasando sus vacaciones anuales en esa privilegiada zona.

“Y “El Madrileño” acogió el domingo 10 de octubre (un día después del cincuentenario), una gran cena familiar, con regalos, felicitaciones…y más de una furtiva lágrima. Días después, ya solos, el matrimonio hizo otro viaje como broche de oro de tan importantes efemérides, recordando así su menos cómodo viaje de novios de 50 años antes. En aquella ocasión, con un “Kilométrico” de 6.000 kilómetros, se fueron en tren desde La Coruña a Madrid, y de allí a Burgos, Tolosa y San Sebastián, completando un par de semanas que me consta aún no han olvidado”. DEP.

Finalizo por hoy, pero les prometo que seguiré publicando más crónicas de este “Estado de Alarma-Toque de queda”, que estoy deseando que se acabe de una puñetera vez. ¡¡¡Mientras el cuerpo aguante!!!. (Fotos: Lajos Spiegel)

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