Dentro de la gran campaña de lucha contra el maldito Coronavirus que a nivel mundial están desarrollando los Clubes de Leones, entidad que agrupa a más d 1.400.000 socios en cerca de 200 país, y que cuenta con representación propia en las Naciones Unidas y en el Consejo de Europa, el Club de Leones La Coruña-Marineda prosigue con la colocación de dispensadores de pie de gel hidroalcohólico.

A lo largo de los meses de julio y agosto, los responsables del Club de Leones La Coruña-Marineda han colocado dispensadores de gel en la Residencia Padre Rubinos, Real Club de Golf de La Coruña, Universidad a Distancia, ONCE,      y en el Hospital San Rafael, acto al que corresponde la primera fotografía que ilustra esta información, en la que vemos, de izquierda a derecha, a: José-Manuel Dapena, Vicepresidente del Marineda, Roberto L. Moskowich, ex Gobernador Nacional de los Clubes de Leones de España; Javier Peña, Director Gerente del Hospital San Rafael; Rosa Otero, dirigente del Marineda y Presidenta de la Asociación de Amas de Casa y Consumidores de la Provincia de La Coruña; José Cuenca, Director Médico del San Rafael; Ramón Mella, Presidente del Marineda; y José-Enrique Duarte, Vicepresidente del Marineda y Jefe de Urología del Hospital San Rafael.

Y hablando del maldito Coronavirus, les diré que la Asociación Antonio Noche, que preside la mencionada Rosa Otero y que es una de las pioneras en la lucha contra la droga en Galicia, estará cerrada hasta el día 14 de este mes, debido a que tuvieron que activar el protocolo anti Covid-19 porque registraron un caso positivo.

Bajo el título “La destructora máquina del progreso” la pintora y escritora Ana-Isabel Leonett me remitió ente breve relato-comentario: “La destructora máquina del progreso está dejando secuelas de responsabilidades para muchas gentes que mejor dicho “no tienen velas en ese entierro”. Y digo esto a colación de la botella que apareció en las playas de Raxo. Dentro de ella había una foto, cenizas del difunto y una carta de la viuda donde da instrucciones de cómo hacer para que su marido descansara en paz.

“Otro caso que me llamó la atención es el de la de una mujer que, sin conocer mucho a un señor, la “acarameló” para que se quedara con las cenizas de su padre que acababa de recoger en la funeraria, mientras iba a comprar un billete para marcharse. Y, después de un año, tiene en su casa las cenizas de un desconocido.

“Moraleja: Los sentimientos van cambiando a golpe de realidades”.

Según recoge la segunda fotografía que ilustra este artículo, días atrás tuve el placer de entregarle, personalmente dedicado, mi libro “Coronavirus: La pandemia que aterrorizó al mundo” al gran cirujano coruñés Luis González Sáez, debido a que no había podido asistir al acto de presentación del mismo.

Estos días circula por las redes sociales una graciosa historieta titulada “Las gafas de mi novia”, que reproduzco a continuación: “Un amigo mío se fue a Madrid en viaje de trabajo, sabiendo que su novia necesitaba unas gafas para la vista y, encontrando la ocasión de comprarle unas muy bonitas y baratas, entró en una óptica. Después de ver unas cuantas, se decidió por unas y se las compró….

“La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de coger el paquete con las gafas, cogió otro muy parecido que había al lado. El paquete contenía unas bragas que una clienta de la óptica acababa de comprarse en una corsetería…. Mi amigo, que no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a correos y le envió el paquete a su novia, junto con una carta.

“La novia al recibirlo se quedó extrañadísima con el contenido así que abrió la carta y leyó: Querida Marta: Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo llevando las mismas y éstas son cosas que se deben cambiar de vez en cuando.

“Espero haber acertado con el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda, de hecho me enseñó las suyas y eran iguales. Yo, para comprobar si eran ligeras, las cogí y me las probé allí mismo. No sabes cómo se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy prominentes.

“Una chica que había allí me ayudó también a decidir. Me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo pudiera ver el efecto. A esta chica le lucían menos que a la dependienta, porque el pelo se las tapaba un poco por los lados, pero aun así, me pareció que le favorecían muchísimo.

“Finalmente me decidí y te las compré. Póntelas y se las enseñas a tus padres, hermanos y, en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás rara… acostumbrada a ir con las viejas, y últimamente a no llevar ningunas… pero sobre todo, mira que no te estén pequeñas, si no te van a dejar señal cuando te las quites. Ah, y ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que se te caigan cuando vayas andando.

“Para que te sean útiles y resulten más bonitas, me han aconsejado que las limpies muy a menudo. Igualmente me recomendaron que tengas cuidado con los roces porque se acaban estropeando. Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tú tienes la costumbre de quitártelas en cualquier sitio. En fin, para que te voy a decir más… Estoy deseando vértelas puestas. Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte. Un beso…..Juan”.

Finalizo por hoy. Prometo seguir publicando más crónicas de esta “Nueva Normalidad”. ¡¡¡Mientras el cuerpo aguante!!!. (Fotos: Lajos Spiegel).

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