Siguiendo el soberbio consejo de Edita Sargsyan, mi bella y excelente guía cultural de ayer, tras la cena de ayer me trasladé a la Plaza de la República, donde disfruté de un soberbio espectáculo gratuito de agua, luz y sonido, de un par de horas de duración. Había muchísima gente, sobre todo turistas y viajeros, con sus cámaras de fotos, vídeos y teléfonos móviles, grabando el soberbio espectáculo. Yo hice un buen número de fotos y dos videos estupendos.

Tras dormir estupendamente, porque me acosté «mallado», hoy me levanté a las 7 de la mañana para iniciar pronto la visita a la bella capital de Armenia. Mi nueva guía es Cristina Kyureghyan, muy agradable y buena profesional. Me recogió en el Hotel con puntualidad cronométrica, e iniciamos el interesante recorrido.

Amaneció un día estupendo, con 15 grados de temperatura, y aunque llegamos a los 28 se soportaba muy bien al haber poca humedad.

Poco después de salir, dejamos a nuestra izquierda el antiguo Cine Rusia, de los tiempos de la Unión Soviética, que conserva su imponente estructura con un gran voladizo como los de los estadios. Actualmente alberga un Centro Comercial.

Tras dejar a la derecha la Catedral de San Gregorio El Iluminador, siguiendo la calle del escritor armenio Ghanjian, que circunvala la urbe, se encuentra la Casa del Ajedrez, de color ocre y con varías figuras de este deporte en su fachada. Es el deporte nacional, y enseñanza obligatoria en las escuelas. Por eso no es de extrañar que Armenia cuente con varios campeones mundiales, y que sus gestas estén recogidas en el Museo Nacional de Historia, como vi en mi visita de ayer.

Más adelante, también a la derecha, está la bella Iglesia de la Virgen María, del Siglo XIII, que es la más antigua de Ereván. Atravesé la Plaza de Francia, dejando a la izquierda la Plaza de la Ópera, y a la derecha la Casa-Museo del famoso escritor armenio Tumanian.

Al fondo de la calle está la Mezquita Azul, la única que hay en esta ciudad. Cerca está el Mercado de Artesanía,a aire libre, muy típico, y uno de los mejores de Armenia.

Prosiguiendo por la calle Nabaldyán, nombre del escritor armenio autor de la letra del Himno Nacional, siguiendo por la de Gregorio El Iluminador, rebasamos el Ayuntamiento, de piedra volcánica ocre, con su alta torre cuadrada rematada en acero y cristal.

Avanzando hacia el Parque Tsitsernakaberd, vimos la Casa de Moscú, que es un Centro de Negocios. El gran edificio que albergaba una fábrica soviética está ocupado hoy por la fábrica de coñac Ararat, muy acreditado en el país, y un poco más adelante pasamos sobre el Hradzan, único río que tiene Ereván y que nace en el Lago Sevan.

Tras subir una pronunciada cuesta, pasamos al lado del viejo Radzan Satadium, que es de la época soviética y que hoy está casi en desuso, y algo más arriba está el primer Centro Comercial de Ereván.

En la zona del Memorial y Museo del Genocidio, hay plantados numerosos abetos, cada uno con la placa del nombre de los numerosos visitantes ilustres que por allí han pasado, como es el caso del Papa Francisco en el año 2016.

El conjunto monumental, que data de 1965, consta de un gran círculo pétreo, como en gigantescos gajos, en cuya parte central, más baja que el nivel del suelo, arde una llama eterna en recuerdo de los miles de muertos en el genocidio. Casi al lado un gran obelisco de piedra, y varias tumbas de héroes armenios que lucharon por la libertad. Tiene dos partes: la mayor representa a la Armenia perdida, y la menor a la actual Armenia.

El Museo es de 1995, y se amplió en el 2015 coincidiendo con el Centenario del Genocidio. La visita, muy bien estructurada, sigue un ilustrativo trazado circular, con abundantes fotografías, documentos y vídeos. En su segundo nivel, bajo tierra, vi los Campos de Concentración en Siria, sistemas de matanzas colectivas, la complicidad alemana, los crímenes contra la humanidad y la civilización, mujeres y niños víctimas del Genocidio, la islamización y turquificación forzada de los huérfanos de los Campos de Concentración.

Otra sala está dedicada a Aurora Mardiganian que, tras sufrir todo tipo de horrores de niña, escribió un libro histórico sobre el Genocidio, que dio origen a una gran película. Siguen otras salas más dedicadas a la Resistencia y Autodefensa armenia, El mundo reacciona, Entre la Guerra y la Paz, El juicio de los criminales (1919-1920), Justicia y Retribución (1921), El último acto de la tragedia (1922), La formación de la diáspora armenia, Las sirenas de la repatriación y El poder de la memoria (1965)…. Muy ilustrativo todo, sin ningún género de dudas.

Finalizada la visita fui al típico Mercado de Frutas, aunque allí hay de todo: comida, ropa, calzado, carne, etc. Es uno de los pocos que quedan de los tiempos de la Unión Soviética, ya que ahora abundan más los supermercados.

Circulamos con bastante lentitud debido al tráfico. Ereván, a la que llaman la «Ciudad Rosada «, por el color de la piedra volcánica de sus casas, tiene 1.200.000 habitantes, y aquí vive un tercio de la población del país. Cuenta con una línea de metro con sólo diez paradas, que está en ampliación, y con trolebuses. Las casas son de piedra volcánica, de muy diversos colores, porque es un material muy abundante aquí.

 

Por cierto, en pleno centro están construyendo un gran edificio redondo y muy alto, en cristal y acero, que albergará un circo estable, ya que es un espectáculo que goza de gran afición en Armenia.
Y antes de ir a comer, a un restaurante típico armenio, siguiendo «mi calle» (Moskovyan) me desplacé hasta el espectacular Parque de la Cascada, con sus cinco pisos adosados a la montaña (cada uno alberga un museo de arte contemporáneo) y está coronado por un obelisco. Subí hasta lo más alto en sus escaleras mecánicas, aunque el último y empinado tramo lo hice a pie. Las vistas de la ciudad y de los montes Ararat y Sis son impresionantes. Por cierto, en la parte baja y en los laterales de la larga escalera cubierta hay numerosas esculturas, entre ellas 3 de Botero, una titulada «Roman warrior» sospechosamente parecida a la que hay en el exterior de la Domus en La Coruña….

Tras la comida, siguiendo la calle Italia con su Plaza, hice una interesante visita «no comercial» a la mundialmente famosa Fábrica de Alfombras Megerian, fundada en Nueva York en 1917. En el 2002 se instalaron en una ex fábrica de la URSS, y entre los numerosos artistas, deportistas y mandatarios mundiales que la visitaron está el Papa Francisco en el 2016.


La fabricación es totalmente artesanal, sus precios muy elevados, y cuenta con un sensacional Museo con alfombras, algunas de más de 400 años, que protagonizaron relevantes hechos históricos.
Y para no cansarles, corto por hoy, prometiendo contarles el menú de la comida, cosa que tanto gusta a Fede, Carlos Brea, Ozores, Suso Pedreira, Solla, Suso Boquete, Alberto Taboada, Bautista y otros.

Mañana viajaré a Geghard, Garni y al Lago Sevan ( el segundo más alto del mundo, tras el Titicaca). Ya se lo contaré. Saludos y salud. (Fotos: Lajos Spiegel)

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