Parece que los últimos resultados cosechados ante el Elche, Athletic de Bilbao y Levante hacen creer a modo de esperanza que nuestro querido Real Club Deportivo de La Coruña pueda conseguir el necesario objetivo de la permanencia en la máxima categoría. Si hoy en día se diese por finalizada esta temporada no estaríamos en puestos de descenso, y en consecuencia habríamos salvaguardado el interés de un Club que necesita como agua de mayo estar en la primera división como salvoconducto necesario para hacer viable el tan comentado proyecto de saneamiento económico. O sea, el primer objetivo de este 2014-2015 estaría cumplido.

Para seguir por la senda del buen camino es importante no estar en puestos de descenso, pues ello conlleva un estado mental de tensión permanente que no todos saben llevar. Esta situación provocaría en los más impacientes e inexpertos en estas lides a un estado de nervios de efecto contagioso como si pandemia fuese y que difícilmente tendría antídoto. Pese a que vemos luz al final del túnel, podemos comprobar viendo la tabla clasificatoria que los puntos obtenidos, en otras temporadas con casi total seguridad nos hubiesen hundido en el farolillo rojo de la clasificación. A la espera de disputar el último partido de la primera vuelta ante el Barcelona y viendo los puntos sumados comprobaremos que en la segunda vuelta se hace necesario hacerlo un poco mejor para no llegar a la jornada final a un Nou Camp con la imperiosa necesidad de ganar para salvar las categoría. Nunca se nos dio bien este campo y pese a que puede pasar de todo, ni las apuestas torcerían en nuestro favor.

En breve, y como comienzo de la segunda vuelta recibiremos a un equipo como el Granada que según la actual clasificación será candidato junto con otros a las plazas del tan despreciado descenso que dan derecho meritorio para jugar el próximo curso en la división de plata. Algunos pensaban que el equipo de Joaquín Caparros no estaría metido en el líos de descenso pero visto lo visto parece que se vuelve a hacer bueno el dicho del “fútbol es fútbol”. El Eibar sigue como la temporada pasada, oyendo a todos decir que se van a desinflar y los vascos empeñados en seguir hinchándose.

Para finalizar mi columna de hoy y a la vista de que las cosas no se arreglan solas, me permito la licencia de emplazar a los sectores más disgustados del deportivismo para colaborar activamente en pro de apaciguar los ánimos de unos y otros. Los más beneficiados de esta situación son nuestros rivales que se hacen fuertes a costa de nuestras luchas internas que se vienen produciendo tras las desafortunadas actuaciones acaecidas últimamente. La familia deportivista debe seguir unida como hasta la fecha y algunos tendrán que hacer de tripas corazón para convivir en paz y armonía, pues ese es el único camino para seguir haciendo un Depor grande. Todos debemos condenar la violencia sin fisuras y a la vez defender la honorabilidad de los que no están en este saco y son señalados de connivencia con los violentos. Por otro lado y respetando la libertad de expresión de cada cual, pediría por nuestro bien que no se pite, chille y silbe a los jugadores, entrenador y consejo de administración durante los noventa minutos que dura el partido. Durante los partidos debemos ser todos uno y animar a nuestro Depor para hacer buenos los resultados. El que quiera mostrar su desaprobación a alguno de los referidos tiene tiempo y tiempo después del pitido final para manifestar su disgusto. Forza Depor y hagamos la paz.

Artículo by Fede G. Poncet en DXT Campeón el domingo 11 de enero de 2015

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