Cuando llega el parón liguero surgen especulaciones sobre el resultado que el mismo puede originar en la andadura de cada equipo. Los que llevan buena racha de resultados defienden el que posiblemente no llegue en buen momento, reservándose con esta reflexión la posible vuelta en positivo. Y por el contrario, los que llevan malos resultados esperan como agua de mayo que dicha parada les permita pillar oxigeno en pro de seguir la competición con más fuelle que hasta la fecha. La táctica llega una vez finalizado el paro,  cuando cada una de  las partes optimiza la estrategia y trata de conseguir rentabilidad según el cálculo pronosticado. La historia se repite. Victimismo para unos,  prudencia para otros, peo sin caer en triunfalismos.

Los que tienen a sus figuras lesionadas o a internacionales defendiendo la camiseta de su país de origen son los únicos que se alegran de este intermedio, aunque en el fondo se alegran todos, pues unos días de descanso son unos días de respiro ¿Quién renuncia a ellos? Hasta los encuentros familiares, visitas al campo, excursiones al rural, tardes de pesca, juegos de salón, todos se ven reforzados. Y lo más importante la abuela se alegra de ver a todos los nietos juntos, la suegra, hermanos, primos y cuñados, todos en amor y compañía.

Durante estos descansos y ante la falta de debate futbolístico de actualidad, la imaginación de muchos brilla como el faro al marinero.  Los más fantásticos que se hacen fuertes al falar por falar. En estos momentos puede pasar de todo, aparecen los fantasmas,  el mundo da un salto mortal, crisis, recuperaciones, fichajes, corrupción, toda antes del no hay actualidad. La creamos y listo.

Si nos miramos al obligo debemos pensar en positivo y soñar que este parón liguero no debe cortar la buena racha de resultados de un Real Club Deportivo que poco a poco hace creer hasta a los más pesimista. Los resultados conseguidos en campo foráneo son de lujo. Y los conseguidos en Riazor no son tan buenos, aunque después de ganar al Español de Barcelona parece que hemos pillado la senda del buen camino. Hubiese sido malo, malísimo no ganar a la escuadra catalana, pues hubiésemos empezado a especular con el mal fario de jugar en casa y ante los nuestros. Meigas habelas hailas.

Cuando se ponga el balón en movimiento tendremos fuera de casa rivales asequibles como el Málaga y Levante, los pongos como accesibles pues la clasificación los coloca en puestos bajos. Y si a esto, añadimos el estado de gracia que vive el Depor como visitante. Blanco y en botella leche.

El próximo rival en Riazor será el Athletic Club de Bilbao, que aunque está en puestos bajos, la historia demuestra que puede rugir y resurgir como el león en la selva. Después, nos visitan Atlético de  Madrid y Celta de Vigo. Ahí es donde tenemos que creer y ser triunfalistas, no vale el victimismo, y si la prudencia. Ganar a estos dos difíciles rivales nos puede acercar a Europa la próxima temporada. Eso es lo que hay que pensar, que somos buenos y lo vamos a hacer bien, no hay excusas. Somos los mejores y lo vamos demostrar. Quizás el tiempo nos ponga en nuestro sitio, pero el deportivismo debe soñar y no tener pesadillas. Dulces sueños, ante un campo sin cancelas, que nos permita falar por falar. ¡Forza Depor!

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