Hoi An (Vietnam), 31 de octubre del 2015

Por Roberto L. Moskowich

 

Al amanecer del sábado 31 de octubre, tras permanecer toda la noche fondeado en la impresionante y emblemática Bahía de Halong, el junco “Bhaya 2-De Luxe” levó anclas y partió lenta y majestuosamente con dirección al puerto de Halong Bay, mientras los pasajeros tomamos un estimulante café o té según las preferencias.

Una hora más tarde, y antes de desembarcar, disfrutamos de un muy completo “brunch” (que como seguramente sabrán es una palabra compuesta de los vocablos ingleses breakfast y lunch). En resumidas cuentas: un excelente desayuno buffet, mientras nos deleitábamos con las maravillosas vistas de la bahía , una experiencia realmente inolvidable. Luego, dejamos nuestros equipajes en la puerta del camarote y liquidamos nuestras cuentas.

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El viaje de regreso a puerto resultó muy placentero, y una vez en tierra me recogió nuevamente mi guía para conducirme por carretera hasta el aeropuerto de Hanói, desde el que volaría hasta el de Danang, y desde allí segur por carretera hasta la ciudad de Hoi An, que es Patrimonio de la Humanidad.

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Perlas cultivadas y taller de escultura

Como comenté ya, los recorridos son de muy larga duración, debido a las carreteras, al tráfico y a las limitaciones de velocidad cuando transitamos por los numerosos pueblos que atravesamos. Por eso, el tramo entre Halong Bay y el aeropuerto internacional Noi Bai, de Hanói (apenas 170 kilómetros) nos llevó más de cuatro horas.

A la salida de Halong Bay nos detuvimos en una gran fábrica de perlas cultivadas , procedentes de los extensos cultivos que tienen en la Bahía de Halong. Por cierto que la amplia tienda anexa está adornada con grandes retratos de reinas, artistas, cantantes y mujeres famosas, luciendo preciosos collares y muy vistosas pulseras, pendientes y anillos de muy variadas formas y de muy diferentes colores.

Casi a mitad de camino nos detuvimos de nuevo en Chi Liah Hay Dudy, para comer. Finalizada la comida, visité un taller de escultura, en el que tuve la oportunidad de ver cosas muy interesantes y obras típicamente asiáticas de gran tamaño.

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Arrozales y tumbas, escolares y bodas

Durante bastantes kilómetros atravesamos enormes arrozales, deteniéndonos en el lugar de Bác Ninh para realizar una completa sesión fotográfica. Búfalos de agua, vacas, patos y otras aves acuáticas de variados colores adornaban los diversos matices verdes de los campos de arroz.

Por cierto que en muchos arrozales es frecuente ver las tumbas de sus antiguos propietarios. En ocasiones se trata de un solitario túmulo, pero en otras forman un pequeño cementerio familiar. Se trata de una forma tradicional de mantener “eternamente” el vínculo  etéreo entre el arrozal  y las personas que lo trabajaron.

 

Bodas y escolares

Durante el lento recorrido tuve oportunidad de ver varias bodas, ya que según me explicó mi guía es la mejor época para estos eventos familiares. Me dijo que las bodas duran una semana, entre el largo y bastante complejo ceremonial de visitas, presentaciones familiares, la ceremonia nupcial, el interminable banquete, etc. Por lo regular, las bodas superan los 200 asistentes y no es raro que lleguen incluso al medio millar de personas. Por eso, para celebrarlas, eligen un gran hotel con dormida incluida. Y es por eso por lo que los invitados aportan un regalo en efectivo que supera el costo de la habitación que les han reservado. Tal cual, se lo cuento.

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También en varios lugares de la carretera que atraviesa la inmensa llanura, solamente interrumpida por algunas montañas próximas a Halong, coincidí con la salida de los niños del colegio, luciendo pantalones azules, gorros blancos y lazo-corbata de color rojo (que es el de la enseña nacional vietnamita). Por cierto que apenas hay autobuses escolares y muchos utilizan bicicletas para ir de sus casas a la escuela.

 

Gran zona industrial 

Antes de llegar al aeropuerto internacional de Noi Bai (Hanói) atravesamos una amplia zona altamente industrializada, en la que están establecidas muchas de las grandes firmas internacionales debido a que las condiciones laborales y fiscales de Vietnam les son favorables.

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A título de ejemplo cabe citar la multinacional coreana “Samsung”, que tiene allí unas instalaciones gigantescas en las que fabrican la inmensa mayoría de los componentes de los acreditados teléfonos móviles que venden en todo el mundo, así como otros muchos aparatos que llevan esa popular marca. ¡País!.

 

Visita a la Pagoda Bud Thap 

Gracias a haber agilizado bastante el viaje, sobre todo porque apenas llovió durante el lento y pesado recorrido, antes de ir al aeropuerto todavía tuve tiempo para desviarme de la carretera e ir a visitar la famosa Pagoda de Bud Thap, que es una magnífica construcción budista del Siglo XVIII.

Cuando llegué a la pagoda comenzó a llover de nuevo, pero eso no impidió que realizase una detenida visita a tan interesante monumento. Incluso me atreví a subir una empinada montaña de 600 metros, y por un maltrecho camino de guijarros logré llegar hasta la tumba del fundador de la pagoda.  Por cierto que a mitad del recorrido comenzó a llover con tanta intensidad que no me quedó más remedio que echar mano del impermeable que me acompaña en todos los viajes. Cuando regresé al coche estaba tan empapado que tuve que cambiarme la camiseta, para evitar pillar un resfriado. Pero como dice el refrán: Sarna con gusto, no pica….

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En la Pagoda Bud Thap, al igual que en otros muchos lugares que he visitado, encontré bastantes españoles, sobresaliendo las parejas de recién casados. Según me contaron, los mayoristas de viajes ofrecen muy interesantes descuentos y alicientes para que se decanten por la opción de Vietnam. Y, además, ya saben ustedes lo que son las modas, sobre todo desde que existe internet.

 

De Hanói a Danang y Hoi An 

Pese a las ya comentadas paradas y a las interesantes visitas realizadas en el camino que me llevó de Halong Bay al aeropuerto de Noi Bai (Hanói) llegué con bastante antelación para realizar con calma los trámites del vuelo entre este aeródromo y el de la ciudad de Danang y tomar un reparador café.

El vuelo, que resultó muy cómodo y placentero, me llevó de una costa de Vietnam a otra, con un recorrido total de 820 kilómetros en línea recta.

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Una vez en el aeropuerto de Danang , tras un trámite muy rápido de mi guía para recuperar mi equipaje, me trasladé por carretera a Hoi An, ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y que tiene a gala encontrarse entre las 20 ciudades más limpias del mundo. ¡Casi nada, vamos!.

Hoi An cuenta con un millón de habitantes, pero tiene un tráfico bastante bien ordenado y muy fluido, con amplias avenidas de acceso a la ciudad. También cuenta con una playa muy larga y muy bonita, que goza de gran predicamento entre los turistas, sobre todo entre los norteamericanos que acuden en tropel.

De camino a mi hotel vi varios restaurantes enormes, con tremendos anuncios de coloridas luces, y el guía me explicó que allí se celebran bodas que incluso superan el medio millar de personas.

La ciudad está atravesada por el río Thu Bon, y entre los puentes que comunican ambos lados de la urbe hay uno muy famoso y vistoso, sobre todo de noche. Al morir el sol, ese puente se ilumina con muy llamativos e intensos colores, con continuas ráfagas cambiantes, y en uno de sus extremos tiene un gran dragón que echa fuego por la boca. ¡Es todo un espectáculo!.

Tras cenar en el Hotel Lotus Hoi An, aprovechando que había cesado un fuerte chaparrón tropical, salí a dar un paseo por los alrededores. Cuando al fin me acosté estaba bastante rendido; pero, una vez más, muy satisfecho por la jornada que había tenido la fortuna de disfrutar.

¡Buenas noches, Vietnam!.

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2 comentarios en “De la Bahía de Halong a Hoi An, Patrimonio de la Humanidad, pasando por Hanói y Danang

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