Comienza a rodar el balón en los campos de España. Riazor tendrá que esperar unas jornadas por el fútbol, la consecuencia es la remodelación del estadio. Llega la hora de la verdad, se acabaron las pruebas para los deportivistas. Ahora es cuando los jugadores, cuerpo técnico y dirección deportiva deben empezar a mostrar los resultados del trabajo realizado en los últimos meses. A partir de la fecha unos y otros deben tener bien presente que empieza la competición en la que el principal objetivo es conseguir el ascenso a primera división.

El paso del tiempo nos permite presumir que los resultados de la pretemporada, poco o nada tienen que ver con lo que verdaderamente vamos a vivir en la competición liguera. A modo de anécdota recordar como el verano en que el Depor ganó la liga, el Trofeo Teresa Herrera viajo a las vitrinas del equipo celeste de Balaidos. Fueron muchos los que se pensaron que aquel triste comienzo era el augurio de lo que podría pasar en la temporada que acabó siendo la más gloriosa del Real Club Deportivo de La Coruña.

Comenzamos una campaña sin jugadores que se podían presumir importantes, pero que sin lugar a dudas habían formado parte del desastre que nos llevó a la segunda categoría del fútbol nacional. Llegan nuevos futbolistas de la mano de Carmelo del Pozo, a la vez que se han incorporado unos cuantos técnicos a la secretaria técnica. Parece que al director deportivo no le gusta estar solo y por ello, al igual que Clarence Seedorf, se ha rodeado de un nutrido grupo de profesionales que están llamados a ser de su máxima confianza. Todas estas incorporaciones vienen a sumar en defensa de los intereses blanquiazules y con un único objetivo. El ascenso es una necesidad imperiosa para el proyecto de viabilidad del Club, pues las arcas no están preparadas para aguantar los ingresos de la categoría de plata. Este año, el seguro de descenso y el traspaso de algunos futbolistas nos sitúa entre los dos primeros presupuestos de la categoría.

El Depor quiere crear una estructura deportiva fuerte y en ello pone su empeño un Carmelo que tiene todos los poderes para aupar un área con malos resultados. Otra parte que el Consejo de Administración necesita y considera necesario reforzar es el área social. La figura de defensor del socio parece ser una de las soluciones que bajara el equipo de Tino Fernández. Esta figura podría asumirla un coruñés y deportivista de prestigio, que goce del respeto de los diferentes estamentos sociales de la ciudad y de la parroquia deportivista.

Como bien decía hace unos días una voz autorizada del deportivismo, debemos creer. Sin lugar a dudas lo más importante para conseguir algo es la confianza, que dicho sea de paso fue lo que nos llevó a ser el SuperDepor. En aquella época creímos, pero bien es cierto, que el discurso nos ayudaba a creer. Yo creo y quiero creer en el nuevo proyecto, creo en nuestros profesionales, creo en la familia deportivista, creo y quiero que el Depor vuelva a ser un Depor Campeón, creo que vamos a ascender, creo en el ¡Forza Depor!

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