El pasado domingo día 21 se conmemoró el “Día Mundial del Guía Turístico”, una celebración que resultó completamente “descafeinada” por culpa del maldito Coronavirus, según comenté con varias personas vinculadas al sector y también con Agustín Vázquez, que es mi agente viajes “de cabecera”, quien el día anterior me había remitido este animoso y esperanzador guasapo:

“¡Cuántos fedellos escribiste alabando a estos profesionales, que han dado su alta profesionalidad para satisfacer tus necesidades, tus muchas curiosidades, y las inquietudes de un buen itinerario! Mañana lo celebraremos, y ojalá que pronto salgan mis colegas «a la caza» del turista. Aquí o allá”.

El citado día 21 mantuve contactos, mundo adelante, con varios de mis guías turísticos, Corresponsales Informativos, hoteleros y mayoristas de viajes, entre los que se encontraban: Örn Thor Emilsson, de Islandia; Cristina Kyureghyan, de Armenia; Alex Martínez, de Colombia;  Mehrdad Hosseini, de Irán; Javier Torrez, de Bolivia; Javier Santafé, de Ecuador; Eliya Jahed, de Irán; Edita Sargsyan, de Armenia; Cynthia Otálora, de Bolivia; Nizani Suleimanov, de Azerbaiyán; Moisés Flores, de El Salvador (me remitió la primera fotografía que ilustra este artículo); Bibiana Rodríguez, de Colombia; Khon Leak, de Vietnam; Abdo Mosquera, de Ecuador; Nino Khasaia, de Georgia; Tiberio Zúñiga, de Colombia; Rafael Calvo Molina, de Costa Rica;  Alejandro Turcios, de El Salvador; Alí Baghagi, de Irán; Teresita Escuti, de Argentina; Lilibeth Rodríguez, de Colombia; Ana-María López, de Costa Rica; Ana Abadía, de Vietnam; Nelson Vega, de Colombia;  Carolina Morillo, de El Salvador; Luis Valenzuela, de Bolivia; Hieu Huynh, de Vietnam; Will Driou, de Bolivia; Ebrahim Mariel, de Irán; y Rafael Rivero, de Colombia.

El sector está gravemente afectado por el desastre económico provocado por la pandemia del Covid-19, y yo estoy deseando que mejoren las circunstancias a nivel mundial para realizar mis viajes pendientes. Estoy seguro de que este año conseguiré hacer alguno, aunque, a pesar de todas las circunstancias adversas, en el 2020 pude realizar dos periplos “menores” (Comunidad Valenciana, e Isla de Sálvora) y escribí y publiqué tres libros: “Coronavirus, la pandemia que aterrorizó al Mundo”, “Viajero sin Frontera. Comunidad Valenciana”, y “Mis menús diarios en tiempos del Coronavirus”.

Con referencia a mi artículo en el que hablaba de las cigüeñas y de dos celebraciones militares, Amador Rego, mi Corresponsal Informativo en Ourense, me envió esta nota: “Roberto, deseo que esas jornadas castrenses resulten bien, Son dos importantes aniversarios: la creación de La Legión y el Desastre de Anual.

“Te recuerdo que debes comentar que Millán Astray, cuando le ofrecieron el cargo de consejero del Banco de España, lo rechazó por no sentirse capacitado para ello. Sabes que todo lo relacionado con las fuerzas armadas me gusta y además conozco mucho. El oficial, al que el legionario tiró la comida a la cara, por el año más o menos 1921, se llamaba Rafael Montero Bosch, que fue luego mutilado. El legionario, como sabes, fue fusilado. Esto parece horrible, pero hay que ponerse en ese momento, en el comedor delante de toda la tropa, en época de guerra y luego con aquella gente que era lo mejor de cada casa, Saluda a tu amigo Ramón Vidal, Coronel de La Legión.

“Sobre el tema de las cigüeñas. Un poeta ruso, Rapsul Ganzatow (más o menos, pues he cogido el nombre de oído) decía: ‘A veces pienso que el valor de los guerreros, que encontraron la muerte en la lucha sangrienta, no fue nunca enterrado en la tumba, sino que crece en el plumaje blanco de las cigüeñas, desde entonces hasta este preciso instante, ellas pasan y lloran, por eso tantas veces, nos quedamos mirando en silencio cuando pasan’. Espero que te guste. Un abrazo”.

Pese a las extremas limitaciones impuestas por el maldito Coronavirus resultó sumamente gratificante ver cómo la gente se animó y sacó “fuerzas de flaqueza” para disfrazarse y lanzarse a las calles y paseos, manteniendo de esa forma encendida la llama de una tradición tan querida en Galicia como es el Carnaval. Esa laudatoria acción adquirió mayor valor en el caso de la transmisión de padres a hijos, como es el de una vecina mía que se lució con sus hijos, muy bien disfrazados, por cierto, por el Paseo de la Playa de Santa Cristina (La Coruña), según vemos en la segunda foto.

En relación con mi artículo sobre el fuerte incremento de los animales de compañía, Pilar Gómez escribió: “Tienes razón. Los animales, sobre todo los gatos como los que tiene Ana Pereiro, andan por donde quieren y son muy cariñosos. Yo tuve uno negro, de raza Pantera, con ojos muy expresivos. Precioso. Besos”.

Un comentario de Antonio Abeijón sobre Ánxeles Penas, motivó que esta última me remitiese este correo electrónico: Gran repercusión de mis artículos. “Me emociona mucho este cariñoso recuerdo de Antonio Abeijón, al que aprecio enormemente, no sólo  por su generosa invitación a exponer en la sala LAR de As Pontes, sino por su  gran bonhomía. Se trata de un ser humano extraordinario, al que siempre recuerdo con afecto, aunque hace años que no nos vemos. Le das un abrazo muy grande de mi parte y te agradezco de todo corazón que hayas servido de enlace con él. Sigues, pues, haciendo de ángel bueno o mensajero de lo que realmente importa: la lealtad a los amigos”.

Finalizo por hoy, pero les prometo que seguiré publicando más crónicas de este “Estado de Alarma-Toque de queda”, que estoy deseando que se acabe de una puñetera vez. ¡¡¡Mientras el cuerpo aguante!!!. (Fotos: Lajos Spiegel)

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