Antes de ir a la escuela pública, yo ya sabía leer bastante bien, merced al tiempo que pasaba con mi tío político Antonio Fernández Saavedra, durante sus horas de “obligado encierro” en casa de mis abuelos maternos, una edificación que se compone de tres cuerpos, en uno de los cuales hay un amplio espacio denominado “La galería”. Está situada en la planta alta, a la derecha del conjunto, y solo se utilizaba como amplio comedor en las grandes fiestas, en las que a veces nos reuníamos unas 40 personas entre familiares y amigos. “La galería” tiene dos luminosas fachadas, desde una de las cuales se contempla la ciudad de La Coruña, y en ese lugar solía pasar las tardes Tonio (como le llamábamos en familia), represaliado por el franquismo tras haber formado parte del “Ejército rojo” en Cataluña, lo que le costó la “degradación” de Médico a Practicante (ATS). Tonio me ayudó a satisfacer mi gran curiosidad infantil y a “devorar” un buen número de libros, entre los que recuerdo algunos de Julio Verne, Zane Grey, Walter Scott, Alejandro Dumas….que me aficionaron a los viajes, una de las grandes pasiones de mi vida; que, por suerte, aún sigo disfrutando. ¡Ah!, y también “Las mil y una noches”, con la bella Zoraida y el Califa Harum Al Raschid (creo que así se llamaban los principales protagonistas de tan voluminosa novela). Punto y aparte merece un gran ejemplar de “El Quijote”, la obra cumbre del inmortal Miguel de Cervantes Saavedra, con sus bellos grabados de Gustavo Doré (como el que acompaña esta información), autor a quien la revista “Carta de España”, editada por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (del que me honro ser Asesor de Emigración) dedicó un número especial con motivo del IV Centenario de su muerte. Tal cual.