Continuamos para premio. Los deportivistas seguimos viviendo momentos dulces a la espera de conocer dentro del escenario real cuáles pueden ser nuestras metas. A principio de temporada nos habíamos marcado unos objetivos que visto lo visto se van cumpliendo en estos parciales de tiempo, y que a la vez indican que se van a cumplir objetivos con creces. La paz social que vive la parroquia blanquiazul, el estado económico general que nos indica que vamos al alza, y la magnífica, y la vez que inesperada clasificación en la tabla que nos permite militar en puestos europeos hacen que algunos saquemos pecho y presumamos de sangre blanquiazul.
No echar campanas al vuelo puede ser un principio de prudencia, pero se siente en el ambiente que estamos un poco creciditos con la buena marcha que lleva el equipo de nuestros amores. Es posible que sea cierto, pero después de los duros momentos vividos estamos deseosos de disfrutar de tiempos de alegría con el sueño de que el escenario de fondo sea un Riazor engalanado y ataviada de los colores blanco y azul ondeando al viento como si de una fiesta de celebración se tratase. Soñar es mucho más placido que vivir una pesadilla, por eso yo prefiero subirme al carro de los confianzudos y no al de los pesimistas. Cada uno tiene su filosofía de vida, pero yo prefiero sumarme a la opción de un dulce sueño y un despertar alegre.
Es maravilloso sentir que el Depor acaba y comienza el año con la misión en marcha y en pleno y rebosante estado de salud, donde la satisfacción del deber cumplido hace fuerte al misionero. Sin ánimo de presumir apuntar que estar orgulloso y confiado no significa un desprecio a los demás, sino confianza en las posibilidades propias. No hace falta ser muy listo para ver que a falta de tres jornadas para que finalice la primera vuelta la balanza se decanta con un saldo a favor en lo que al plano deportivo se refiere.
Para que sigamos por el buen camino es necesario un equilibrio entre el manual de funcionamiento y la hoja de ruta a seguir, pero lo que es fundamental es creer y confiar en el proyecto. Y ahí es donde entre unos y otros debemos hacernos fuerte creyendo que existen cotas más altas a las que llegar.
La afición vuelve a tener un líder de referencia, para unos en el campo y para otros en el banquillo, para unos en una línea y para otros en otra, pero casi todos creeos en algo y en alguien de nuestra plantilla. Por lo cual sigamos apoyándolos y animándolos para que con el paso del tiempo los objetivos sean otros y la mirada en la historia sea un antes y un después.
Los próximos rivales del Depor serán Getafe, Villareal y Madrid, los cuales a mi entender y sin excepción son asequibles para un Depor que quiere puntuar para hacer la mejor primera vuelta de hace mucho tiempo. Creamos y hagamos creer. ¡Foza Depor!