Cuando lean esta crónica viajera de alcance, seguramente estaré volando desde Moscú (Rusia) a Ereván, que es la capital de Armenia, ciudad en la que completaré la primera etapa de un largo periplo de 25 días por Asia Central, que también incluye Georgia, Azerbaiyán e Irán.
Días antes de iniciar este prometedor viaje, recopilando datos para mi mejor desenvolvimiento en esos cuatro países, encontré una información muy curiosa, que posiblemente muchos de ustedes desconozcan, al igual que me ocurrió a mí hasta que la leí. Contrasté su origen y verosimilitud, para ofrecérsela a renglón seguido.
¿Sabían ustedes que Madrid (capital de España, desde los tiempos de Felipe II, salvo los cinco años que el Duque de Lerma, valido del Rey Felipe III, la trasladó a Valladolid) perteneció durante nada menos que nueve años al Rey de Armenia, León V de Lusignan (o Lusiñán)?. Les podrá parecer una broma, o un “cuento chino”, pero es un hecho tan real como la vida misma. En los libros de Historia, Enciclopedias, Wikipedia y hemerotecas varias podrán contrastar esta información. Les cuento y resumo, pues, lo que no es ningún “cuento”:
Corría el ya muy lejano año 1375 cuando León V de Lusignan, Rey cristiano de Armenia, fue secuestrado por los mamelucos, que lo llevaron a El Cairo (Egipto). Trataron por todos los medios de “convencerle” para que se convirtiese al Islam, y al no conseguirlo lo metieron entre rejas.
Los Reyes cristianos de occidente, así como el Papa Clemente VII, no estaban dispuestos a perder un aliado tan importante en tierras “de moros” (hablamos de “Las Cruzadas”) e intentaron, sin éxito, liberar a León V de Armenia. Cuando la vida del rey armenio pendía prácticamente de un hilo, tomó cartas en el asunto el Rey Juan I de Castilla, que con mucho ímpetu y tesón guerrero logró su liberación.
Apenas recuperada la libertad, León V de Armenia marchó a Roma, siendo recibido con gran pompa y ornato por el Papa Clemente VII. Y, tras pasarlo de lo lindo en la fastuosa Corte Vaticana, el citado León V de Armenia puso rumbo a su liberadora Castilla (España) “colmado de honores y riquezas”.
León V de Armenia se integró totalmente en la Corte castellana, hasta el punto de asistir a la boda de Juan I de Castilla con doña Beatriz de Badajoz, e incluso peregrinar hasta el pueblo de Compostela (La Coruña) y abrazar la pétrea efigie del Apóstol Santiago.
fu en el año 1384 cuando se produjo el esperpéntico hecho histórico que motiva este artículo. Juan I de Castilla quería colmar de honores a su rico colega armenio, y tuvo la gran “ocurrencia” de nombrarlo Señor de Madrid, además de Andújar, Ciudad Real y Guadalajara.
Al bueno de León V de Armenia le gustó tanto el regio regalo español, que trasladó a Madrid a todos los miembros de su Corte. Los ciudadanos madrileños alucinaron con la decisión de Juan I de Castilla, al verse gobernados por gentes de unos exóticos lugares “de Asia”, que ni siquiera hablaban castellano….
Poco a poco, las protestas de los madrileños fueron en aumento, hasta que su fuerza e intensidad obligaron a tomar cartas en el enrevesado asunto al propio Juan I de Castilla que, para calmar a sus irritados súbditos, les prometió que tan pronto como muriese León V de Armenia la ciudad recobraría totalmente su castellanidad.
Por suerte para el tan mencionado Rey Juan I (que se evitó así que las revueltas y protestas de los ciudadanos madrileños pasaran a mayores) el rescatado y rico Rey León V de Armenia falleció en el año 1393, momento en el que las gentes de la actual capital española dejaron de ser “armenios”.
Y fue así como los pobladores del Madrid del Siglo XIV fueron durante nueve años (mes más, o mes menos) súbditos del Rey de Armenia, un país en el que los exégetas bíblicos han situado nada menos que el “Jardín del Edén” y al que espero arribar sin novedad alguna dentro de unas cuantas horas. Tal cual, se lo cuento. ¡Saludos y salud!. (Foto: Lajos Spiegel)