En “sucedió en MARINEDA”, hoy nos ocuparemos de la presentación de “El cementerio de los ingleses”, relato novelado por Alfonso de Sas Prada.
A manera de introducción hablemos un poco de Galicia.
Que Galicia es tierra de leyendas no se le escapa a nadie, por sus “rueiros”, “corredoiras”, o “carreiros” la visitaron infinidad de pueblos que dejaron sobre sus verdes valles o agrestes acantilados retazos de sus vidas y costumbres. La rodea un mar indómito, bravo, unas veces la acaricia con ternura y otras, desatada su furia se lleva a las profundidades de su abismo a quienes osan cruzar sus aguas.
Sus litorales, unas veces suavemente modelados; las más, escarpados e inaccesibles conforman sus costas dándoles nombres cargados de misterio y leyenda.
Una parte de este litoral lleva el famoso de, ”Costa da Morte”, ello es debido a la cantidad de naufragios habidos en él.
Hoy nos ocuparemos de lo sucedido en el año del Sr. de 1890 del siglo XIX, un fatídico día 10 de noviembre; el luctuoso suceso lo describe Alfonso de Sas Prada en su novelado, ”El cementerio de los ingleses”.
El acto de presentación de dicha publicación tuvo como marco la magnífica Sala de Cultura que el Sporting Club Casino de la Coruña posee en la C/ Real de esta ciudad, con la presencia de Dña. Sandra Insua alcaldesa de Camariñas-localidad destacada por la ayuda prestada a los náufragos-.
En primer lugar tomó la palabra D. Juan José Medin Guyatt presidente del centenario Casino herculino y descendiente directo de D. Thomás Guyatt a la sazón cónsul británico en Marineda que, por razones de su cargo tuvo una muy destacada intervención en la resolución de los innumerables problemas derivados del accidente marítimo.
Seguidamente tomó la palabra el autor de “El cementerio de los ingleses”, amenamente fue desgranando el suceso, los canales de investigación a los que tuvo acceso, entrevistas a descendientes de los testigos, describió concienzudamente, lugares, gentes, costumbres de los lugareños de entonces, medios de vida y sobre todo como los acantilados existentes- faltos de las consabidas señales marítimas, faros – unidos al bravo Atlántico con sus nieblas persistentes un fortísimo mar de fondo y una tormenta tremenda muy frecuente en la zona contribuyeron a que el buque que nos ocupa encallara sobre los acantilados abriéndose una vía de agua, a consecuencia de la misma se produjo la tragedia.
173 marineros perdieron su vida; 173 hombres se tragó el indómito Atlántico, de ellos solo 142 pudieron recibir sepultura,los demás ni aparecieron; tres afortunados pudieron salvarse milagrosamente; Edward Bourton, Frederich Gould y Onesiphorns Luzón, los habitantes de Camariñas supieron darles sepultura dignamente en terrenos- no podía ser de otra forma- mirando al bravo Atlántico levantaron lo que hoy conocemos como Cementerio de los ingleses.
Alrededor de este luctuoso suceso se tejió la leyenda que, como todas tiene el lado romántico; leamos pues el libro con calma y enterémonos de lo que atesora nuestra tierra.