Años atrás, cuando Johan Cruyff entrenaba la Dream Team, el Barça se enfrentaba en el Nou Camp al modesto Rayo Vallecano. Por aquel entonces el equipo blaugrana reinaba en la competición nacional y los de Vallecas navegaban por los últimos puestos de la clasificación para evitar el descenso, nada que ver con la actual trayectoria de los madrileños de la mano de Paco Jémez. En vísperas del partido preguntaban al técnico azulgrana qué actitud esperaba de su próximo rival, circunstancia que aprovechó para lamentarse de que el Rayo viajase a la ciudad condal para encerrarse y para buscar un empate a ceros que aliviase su desesperada situación.

David Vidal, a la sazón adiestrador del Rayo, atónito ante estas declaraciones tuvo otra de sus ocurrentes salidas, tan llenas de sentido común, cuando le contestó con su elocuencia habitual: “me gustaría saber qué planteamiento haría Cruyff si tuviera mi equipo y yo el suyo”. Genial respuesta de un veterano de los banquillos que siempre declaró su admiración por el técnico holandés.

Por supuesto que el Rayo salió derrotado de aquel envite pero queda para los anales esta frase que ilustra la desigualdad que reina en la competición española.

En esta ocasión el Depor le toca jugársela contra un Barça ya proclamado campeón de Liga y al que le esperan dos finales para completar una temporada brillante. Aprovechará la última jornada para despedir como se merece a un mito del fútbol que emigra a otras ligas menos exigentes: Xavi Fernández.

Este no es aquel Barcelona de Cruyff y me atrevería a decir que tampoco es que Luis Enrique haya creado un equipo de la nada. Es más, al contrario que sucede habitualmente, al asturiano le ido han corrigiendo los jugadores. Al principio de temporada decidió que no jugara Piqué, en otro momento sentó en el banquillo a Messi y en otra de sus ocurrencias sustituyó a Neymar sin motivo aparente. Y  pasó lo que tenía que pasar. Cuando los jugadores lo pusieron en su sitio, arrasaron literalmente en todas las competiciones.

Queda constancia, pues, que la tarea de un entrenador en equipos de tal magnitud debe de basarse en teorías más flexibles, evitar ser demasiado rígido y en dejar jugar a sus futbolistas. Para corroborarlo, sirve lo visto en la semifinales de la Copa de Europa contra el Bayern de Múnich, donde ha quedado demostrado que el club ha sobrevivido a Guardiola pero no a un astro argentino llamado Leo Messi.

Y a todo esto el Deportivo tiene que ir al Nou Camp a conseguir algún punto que le ayude a permanecer en la categoría. Puede que Luis Enrique reserve a algunos titulares pensando en las dos citas que tienen por delante, puede que en la despedida de Xavi quieran hacer una demostración de buen fútbol o puede que pase todo lo contrario y que los festejos descentren a los jugadores de campo. Sea como sea, mantengamos las esperanzas de salvación en este año tan duro para los blanquiazules.

 

@pgarcia_ramos

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