Artículo de Fede G. Poncet publicado en DXT Campeón el domingo 20 de mayo de 2012

 

Para disfrutar con plenitud de los buenos momentos es necesario recordar los malos, por eso y ante la más que presumible llegada de un momento histórico para el deportivismo me gustaría refrescar la memoria para mostrar los muchos sufrimientos que nos costo llegar a ser lo que somos. A todos los hinchas se nos hace la liga larga y dura, pero al final comprobamos que el saber sufrir y perder nos aporta una experiencia importante para poder y saber ganar.

La prudencia y tranquilidad vivida en el entorno blanquiazul aislándose de triunfalismo durante las últimas semanas es el sabio reflejo de la experiencia vivida y en consecuencia fruto de los amargos y tristes momentos. En la memoria blanquiazul pervive el recuerdo en forma de imagen de los muchos momentos históricos que disputó nuestro querido Deportivo.

Pese al paso de los años, muchas generaciones tienen en la memoria la triste pérdida del ascenso a primera división ante el Rayo Vallecano en Riazor a principio de los años ochenta, cuando el Deportiviño capitaneado por el grandísimo José Luis Vara Olveira y el por el bruxo de Arteixo Arsenio Iglesias se llevaba uno de los varapalos mas duros que recibió la afición coruñesa hasta la fecha. La precipitación y ansiedad tuvieron mucho que ver en aquellas fechas.

Pocos después la ilusionante marcha y desilusionante vuelta de los niños del ascenso a Oviedo, donde el Dépor de Chus Aranguren perdió el tren del ascenso, amargaba nuevamente a una parroquia que aprendía nuevamente a sufrir.

Nuevamente y también en los años ochenta tuvimos que jugar la inoportuna promoción de ascenso que no existía hasta la fecha y tristemente coincidió cuando el Dépor había acabado la liga en puestos de ascenso directo. Creo que nuestros rivales de promoción eran Celta, Sestao y Logroñes. La otra posterior  promoción jugada ante el Tenerife de Romel Fernández y la semifinal dela Copa del Rey ante el Valladolid arbitrada por Soriano Aladren hicieron que la afición deportivista creyeses que existían meigas. Mejor olvidar aquellos años ochenta donde de las pocas alegrías que llevo la parroquia fue ganar al Real Madrid en Riazor en partido de Copa del Rey y el gol de Vicente Celeiro ante el Racing de Santander en aquel angustioso partido donde nos libramos del descenso a la segunda B. Aquel día en Jerez se jugo un partido muy importante para la historia deportivista entre Jerez y filial Atletic de Bilbao.

En los años noventa y tras ascender, casi todo fueron alegrías a excepción del penalti fallado por Djukci ante el Valencia en Riazor  Con la entrada del nuevo siglo el Depor sufrió un sinsabor agridulce ante el Oporto de Mou en semifinal de Campions League y el reciente descenso a segunda división que llego de mano de Miguel Ángel Lotina.

 

Lo dicho, para ganar hay que saber perder y sufrir, cosa que sin lugar a dudas ha cultivado el Deportivo en muchas ocasiones. En caso de ganar, creo que todos deberíamos dedicar el triunfo a los muchos sufridores que hoy en día no están con nosotros. Forza Dépor

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