Hacía más de cinco años que no navegaba con Quique Sanz, en su Segelyacht “Bavaria 32” Categoría A. Fue el 29 de agosto del 2014, y en aquella ocasión nos acompañó Roberto Lage. Este año completamos la tripulación: Manolo Facal, traumatólogo del CHUAC y hermano del cura que me casó, Baldomero; Ramón Mella, Presidente del Club de Leones La Coruña-Marineda; y yo. Antes de salir a navegar, disfrutamos de una estupenda comida e “O Pescador”, acompañados por Santiago Blázquez, destacado hombre de negocios internacional. Aunque el viento soplaba con bastante fuerza (25 nudos), el mar estaba bastante bien y el sol, mezclado con las nubes, propició una buena temperatura. Dejamos La Marina de Sada (que con más de 1.000 barcos es la segunda de Galicia), respetando los 3 nudos de velocidad que indica el gran letrero de la bocana del puerto. Giramos a barlovento, dejando a nuestra derecha el esbelto Puente del Pedrido y la Playa Grande de Miño, y a la izquierda Fontán. Cerca ya de dos grandes petroleros, fondeados en la Ría, Manolo soltó la vela, muy bien dirigido por Quique. El fuerte viento nos obligó a maniobrar varias veces, aunque al doblar hacia Lorbé bajó su velocidad a 17 nudos. Rebasamos las mejilloneras por la parte exterior de la boya que advierte de su presencia, y dejamos a la izquierda “mi” Playa de San Pedro, la de Cirro y el Cabo de La Torrella, enfilando hacia La Marola, con Perbes y Ares a nuestra derecha. El regreso lo hicimos a 21 nudos, rebasando La Carbonera (la isla de los pulpos), bordeamos un gran carguero, nos dirigimos a Miño, y luego enfilamos Fontán, dejando a la izquierda las playas de Gandarío y Sada, antes de entrar en su Marina. Y después de atracar, tras completar un placentero viaje, un buen vodka con naranja antes de regresar a Santa Cristina…. Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)