Cada aficionado lleva un seleccionador dentro. Nunca más cierta que en la Eurocopa de Francia esta máxima que hemos escuchado hasta la saciedad. Siempre nos sobran o faltan jugadores que deberían formar parte de los elegidos. Por esta razón valoro el trabajo de alquimista de Vicente del Bosque (VDB).

Seleccionar significa elegir entre varias opciones buscando lo mejor, algo que implica consecuentemente tener la suficiente valentía para hacer descartes.

El buen momento que vive el futbol español, reconocido mundialmente, obliga a afinar mucho a la hora de convocar y asumir los descartes. Es el seleccionador quien debe decidir en qué jugadores confía, quienes tienen un  rendimiento extra en el combinado nacional y quienes por sus características son futbolistas de club que no encajan en su concepción del fútbol.

El currículo de VDB no está al alcance  de cualquiera. Como futbolista profesional consiguió cinco Campeonatos de Liga y cuatro de Copa con el Real Madrid, además de ser internacional con España. Su trayectoria como entrenador es todavía más exitosa. Dos Copas de Europa y dos Ligas con el Madrid, antes de ponerse a los mandos de la Roja.

Hay que reconocer que Luis Aragonés inició un camino -bien es cierto que amparado por una generación de peloteros extraordinaria-, pero VDB alcanzó lo máximo: levantar la Copa del Mundial de la FIFA por primera y única vez. Esa formidable mano para manejar equipos la ratificó con la tercera Eurocopa que ganó 2012 con España.

Al margen de triunfos, todavía hoy se le reprocha el bajo rendimiento de España en la edición del Mundial de Brasil, crítica razonable de quienes esperamos lo mejor de él. Pero VDB responde al arquetipo de entrenador tranquilo, prudente, discreto que muchos aficionados tienden a confundir con falta de carácter y apatía.

Vicente ha aportado a todos sus equipos tranquilidad, ha sabido congeniar con los egos que inevitablemente conviven en una plantilla y ha sacado lo mejor de ellos. Eso sí, nunca vamos encontramos declaraciones altisonantes, excusas, ni malos modos en su gestión. Siempre actúa desde la serenidad, un territorio muy poco explorado por sus coetáneos.

Y por supuesto que no es el entrenador que más ha estudiado sobre futbol, seguro que nos es el más audaz y por supuesto carece del carisma que envuelve a los técnicos más valorados en la actualidad y, sin embargo, es un ganador, un ganador tranquilo. ¿Qué más se puede pedir?

@pgarcia_ramos

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