Tarde típica del mes de MARZO (aunque estemos en ABRIL), por la mañana cayeron unos pequeños chaparrones, parecían augurar una tarde desapacible, que haría no recorriese las calles de la Coruña la procesión de su bien querida Virgen de los Dolores. No fue así, lució el sol y la Señora, salió a recorrer las calles de su MARINEDA, luciendo sus mejores galas rodeada de sus incondicionales. Sonaron tambores y música típica de la celebración, ante el teatro Rosalía una primera parada, allí la esperaba la coral EL ECO, con el fin de rendirle tributo; (que mejor que con sus voces), siguió su recorrido por Bailen, Riego de Agua, Luchana, Avda. de la Marina, llegó a la C/ Real, allí otra coral polifónica (la del centenario Sporting Club Casino), la esperaba con el fin de homenajearla, lo hizo cantando “Estrella de los mares “y le ofreció(como de costumbre), un ramo de flores, esta vez la oferente fue la coralista Esther López Castro.
Hace dos años que la venerada imagen no se paseaba por su ciudad, la maldita pandemia lo impidió, parece que todo vuelve a su lugar y la Virgen tan querida y venerada pudo salir al encuentro de los coruñeses, y lo hizo con todo poderío, luciendo un magnífico manto de terciopelo, enriquecido por fastuoso bordado en oro, su talla de madera policromada datada en el 1809, porta siete puñales clavados en el corazón simbolizando sus siete dolores…En el 1929 el Infante D. Jaime de Borbón, en representación de Alfonso XIII y, acompañado por el Arzobispo de Santiago, a la sazón, P. Zacarías Martínez, en un acto que revistió extraordinaria solemnidad, efectuó el acto de coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, desde entonces ciñe su sienes una rica corona de oro y platino que luce orgullosa cada viernes en la procesión inaugural de la Semana Santa herculina.
Es el de la dolorosa uno de los pasos más venerados de la ciudad, después de que la librase de una peste de cólera que la asoló a mediados del siglo XIX. Se quedó con fama de virgen generosa y milagreira, adjetivos que creen a ciencia cierta sus seguidores.
Muchos coruñeses la siguieron en su procesionar por las calles citadas), detrás de los penitentes que, ataviados con sotana negra, capuchón negro, capa roja y una cruz negra con brillantes y llamativos puntos de luz también rojos, abren la procesión, pertenecen estos a la Venerable y Real congregación del Divino Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores, entidad de más de tres siglos de antigüedad, con sede en la Iglesia parroquial de S. Nicolás.
La devoción a la Virgen Dolorosa ha arraigado y se ha difundido por toda la ciudad, llegando a ser la predilecta de los católicos coruñeses que, si nunca la tuvieron olvidada, se acordaban de ella como instintivamente en los momentos de apuro y peligro. Así, por ejemplo, a ella acuden en 1854 cuando la peste del cólera asolaba la ciudad. Y a su protección atribuyeron el que el cólera cesara, a los pocos días de haber sido sacada procesionalmente por las calles de la ciudad la imagen de la Virgen de los Dolores.
Como recuerdo de aquel acontecimiento se acordó celebrar todos los años un acto religioso de acción de gracias, y que con el nombre de “Función del Voto” se hace todavía el tercer sábado del mes de octubre.
Desde FEDELLANDO deseamos a todos una feliz celebración de la Semana Santa.