Hablemos de Arte…su concepto y simbolismo; el diálogo que se establece entre el creador y su obra…hoy Viernes Santo me sumerjo en íntimos reflexiones.

Tenemos el Arte hecho imagen venerable procesionando por nuestras calles, rostros henchidos de dolor unos, de gloria otros, venerables todos, sus miradas  llenan de misterio nuestro espíritu haciendo afloren sentimientos  que en otras circunstancias  pasarían  desapercibidos, ahí tenemos el alma del escultor, de ese artista que en el silencio del taller se enfrentó en su día al tronco inerte de madera y supo esculpir, mejor dicho, arrancarle el alma que esta lleva dentro, darle  ese hálito, esa expresión tal, que, entre la imagen escultórica y el espectador consigue se establezca un diálogo que a nadie deja indiferente.

Ahí tenemos al artista, al creador dando vida a algo aparentemente sin ella.

Desde los albores de la humanidad, el hombre no dejó de mostrar la belleza que le rodea, sea a través de sonidos (creando así la música), o con imágenes, de ahí el dibujo y seguidamente la pintura, la escultura…

El artista nos muestra los objetos que tenemos a nuestro alcance desentrañando su cadencia y armonía. Si el pintor en la soledad del taller se enfrenta en solitario a un lienzo en blanco; piensa, distribuye, mancha-hace un boceto; lo dibuja y va plasmando con lentitud lo que nos quiere mostrar-, Lo mismo le pasa al escultor. A través de los tiempos poco ha cambiado el método.

La obra de Arte requiere un tiempo para su ejecución. El artista trabaja en soledad y, esta soledad creadora da sus frutos. Esto toma años, exige la vida, es aprendizaje continuo El Arte es atemporal, sobrevive al tiempo.

Hagamos una pausa; olvidémonos de los distintos movimientos artísticos y observemos al pintor, al escultor en su taller, uno con la serenidad del maestro trabajando sus telas, manejando pinceles, mezclando colores, logrando texturas hora tras hora transformando todo ello en una obra pictórica por la que no pasarán ni los días ni los años, lo mismo el escultor, este se enfrenta al bloque de frio mármol o piedra, que al profano nada dice, pero él lo estudia, lo toca, acaricia, le habla, lo mismo hace con la madera u otro material con el que va a esculpir, si el primero maneja sus pinceles y espátulas este, con sus  gubias, cinceles, sierras etc. Hace surja de algo impreciso esa imagen que unas veces conmueve y otras enternece, insufló su aliento haciendo vibrar, aflorar sentimientos…emocionar a quien la contempla, cualquier objeto que salga de sus manos sin el alma de su creador impregnándolo todo, es frío y nada dice. Tiene este que ser capaz de entablar entre ella y su contemplador un diálogo íntimo, diría místico, vivido en la intimidad que da la contemplación de una obra de Arte.

A lo largo de la historia este adoptó diferentes formas según los medios y técnicas utilizadas, el realismo y el simbolismo, la contención clásica y la pasión romántica, se han ido alternando a lo largo de la historia, revelando afinidades e influencias significativas.

 Desde FEDELLANDO deseamos a todos los artistas el reconocimiento que su trabajo merece.

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