Durante mi reciente y largo recorrido por Irán (y aun actualmente) han sido muchas las personas que se maravillaron con las cosas que les conté día a día y con las numerosas fotografías que he publicado en mis crónicas viajeras sobre la antigua Persia. Pero, al mismo tiempo, manifestaban su preocupación por mi seguridad personal, o me preguntaban sobre muy diversos aspectos de la vida cotidiana en ese milenario y legendario país, que sigue siendo el de “Las Mil y Una Noches”.

Ahora, que he puesto un poco en orden mis cosas, y tras la casi agobiante actividad que he desplegado desde mi regreso, paso a comentar y a contestar a mis amables lectores. Lo haré de una forma ordenada, en base a sus manifestaciones, preguntas o inquietudes.

 

Empezaré por decir, firme y rotundamente, que Irán es un país de visita obligada e inexcusable. Es tanta la belleza y la riqueza, paisajística y monumental, que ese país atesora, que creo que no hay muchos otros en el mundo que puedan situarse a su nivel. Y lo digo con pleno conocimiento de causa, después de más de 66 años viajando por muy diversos lugares de nuestro mundo terráqueo conocido.

En el plano turístico moderno, les diré que para mí Irán tiene un grave inconveniente ya que, en ningún lugar, y subrayo lo de ningún lugar (ni siquiera en los hoteles de 4 y 5 estrellas en los que estuve, o en las grandes tiendas o centros comerciales) admiten las tarjetas de crédito. Ese es un serio hándicap, ya que nos obliga a cargar con dinero en efectivo, aunque la seguridad sea casi total y absoluta. Y con el agravante de que los Bancos no cambian moneda extrajera….

 

Como contrapartida positiva, les diré que en la inmensa mayoría de los sitios admiten el euro, y que su cotización, aunque es bastante fluctuante, se mantiene muy pareja en hoteles, tiendas, restaurantes, chiringuitos, etc. Esa impresión positiva en torno al euro ya la percibí el día que aterricé por vez primera en la capital, Teherán, al ver que todas las promociones hoteleras, anuncios de tiendas y ofertas de viajes estaban expresadas en euros. Funciona tan bien el euro, que cuando pagas en nuestra moneda unificadora europea, te devuelven euros. No como suele ocurrir en casi todos los lugares del mundo, que si pagas en euros (o dólares) te cascan la vuelta en su moneda propia. Por cierto, y ya que mencioné el dólar, les diré que es una moneda prácticamente proscrita, seguramente a causa de los duros y continuos follones montados por el pelirrojo Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de América, con los iraníes.

Les comenté, en mis crónicas diarias, la fuerte recesión económica y el elevado paro que están sufriendo, muy palpable en el sector de la construcción, que soportan merced a su gran producción de petróleo. También el sector turístico se ha resentido por el bloqueo norteamericano e inglés, principalmente. Y en ese sector deben mejorar algunos aspectos de los lugares públicos, ya que no es de recibo que en muchos restaurantes los váteres sean de los que hay que ponerse de cuclillas para hacer “aguas mayores”, como aquellos que había en la España de la posguerra civil…. Y que en muchos hoteles no haya bidés, teniendo que utilizar una especie de manguera con una pequeña “cebolleta” para lavar las partes íntimas.

En mis frecuentes conversaciones con los guías, camareros, taxistas, recepcionistas, maleteros, chóferes, y gentes de la calle (muy cordiales y respetuosos, por cierto) he comprobado fehacientemente que el pueblo pasa de los políticos, que no están conformes con su forma de actuar y con el arcaico concepto de la vida que imponen los Ayatolás, que son los dueños y señores del país. Por cierto, me extrañó que en este viaje (al contrario de lo que sucede mundo adelante) no me mostrasen el Palacio Presidencial o la Residencia del Jefe de Gobierno. La contestación que obtuve siempre fue la misma: el pueblo no sabe realmente dónde se encuentran sus máximos mandatarios, ya que cambian frecuentemente de residencia, debido al temor que tienen de sufrir algún atentado….

 

La imposición religiosa musulmana es tal que las minorías étnicas que no sean musulmanes no tienen posibilidades de medrar, ya que les está vedado el Ejercito, la Administración pública, la Policía, etc. De ahí que por ejemplo los armenios, tal y como les comenté durante el relato de mi visita a su populoso y precioso barrio de Teherán, hayan emigrado de forma masiva a Estados Unidos o a Europa.

Lo que es realmente lamentable, y condenable desde todos los puntos de vista, es el comportamiento de los extremistas de la “Revolución Islámica” del Ayatolá Jomeini (que precisamente este año cumplió su 40 aniversario) con el riquísimo y único patrimonio monumental y arquitectónico de los persas, destruyendo o machacando literalmente figuras, caras y monumentos, salvaje descalabro del que no se salvó ni siquiera la emblemática y milenaria ciudad de Persépolis…

 

Por cierto, la gente insiste en su condición de persas, rechazando de plano cualquier vinculación como árabes.

Y como de costumbres, modas y trato a la mujer ya les hablé varias veces en mis crónicas viajeras diarias, solamente quiero resaltar la tenaz lucha de las chicas jóvenes, sobre todo en las ciudades y en las Universidades, por “europeizarse”. ¡Ojalá lo consigan, y no solamente en lo que a vestimenta se refiere!.

Por considerarlos ilustrativos y clarificadores, sobre todo para mis queridos lectores, reproduzco los “Consejos prácticos” que, a través de mi “agente de cabecera” Agustín Vázquez, de “Viajes RAI” en La Coruña, me hizo llegar Pili Sobrado, representante de la mayorista “Only you”, con quien trabajo desde hace varios años:

“El primer consejo es olvidar lo que cuentan los medios de comunicación. Irán es a día de hoy muy seguro para el viajero, y merece la pena visitar Persia, cuna de civilizaciones. Irán es un desconocido, debido a la contaminación mediática. Hay que quitarse todos los prejuicios. No van a sentir en ningún momento inseguridad, sino todo lo contrario. Moverse por cualquier parte, incluso de noche, es algo que se puede hacer sin ningún temor.

“Lo más importante es la hospitalidad de la gente, que es súper amable y se desviven por ayudar al viajero en todo momento. Los persas, no confundir con los árabes, son gente encantadora y son una de las muchas maravillas que tiene ese país.

“Es obligatorio tener visado para entrar en el país (visa en la Embajada de Madrid, o en el Aeropuerto). En el Aeropuerto se puede pagar en Euros o Dólares. No hay que pagar tasas de salida del país.

“La diferencia horaria con respecto a España es de 2.30 horas más.

“Las tarjetas de crédito y débito no son admitidas en ningún sitio, repito lo de en ningún sitio, y en los cajeros tampoco funcionan por lo que hay que llevar el dinero en efectivo.

“Son aceptados los euros y los dólares. Hay oficinas de cambio (Exchange) en todas las ciudades e incluso en la mayoría de los hoteles se cambian, pero los Bancos no cambian. La moneda fluctúa mucho, así que los tipos de cambio irán variando durante el viaje. Pagar con su moneda es siempre mejor que pagar en euros o dólares.

“No existe ninguna mujer con burka, y pocas con nikab. Es obligatorio el hijab (cubrirse) en cualquier sitio público. Solo pueden tener la cabeza descubierta en casa o en la habitación del hotel. Para entrar en los mausoleos es obligatorio el chador, que facilitan sin problema alguno a las mujeres extrajeras. En cuanto al calzado no hay restricciones, se puede ir en chanclas sin problemas. Está totalmente prohibido el consumo de alcohol.

“La climatología es parecida a España, con cuatro estaciones y más frío en el Norte que en el Sur. Por eso, dependiendo de la época en que viajen, tendrán que llevar más o menos ropa de abrigo.

“No hay ninguna vacuna obligatoria para entrar en Irán. Hay muy pocas farmacias, pero en caso de necesidad preguntando nos indicarán donde podemos conseguir medicamentos.

“Apartado tecnológico: Los móviles funcionan si tiene el “roaming” activado. Antes de ir, preguntad a vuestra compañía para que os informen de las tarifas, y así evitar sorpresas. Si tienes un móvil libre podrás comprar una tarjeta “Sim” de prepago iraní, que es muy barata. Hay “wifi” gratis en la todos de los hoteles, y también en algunos restaurantes.

“La red eléctrica es de 220 voltios, y los enchufes son como los españoles, por lo que no se necesitan adaptadores. Pero siempre es bueno llevar un ladrón, pues en algunos sitios hay pocos enchufes”.

Mi recomendación final: Viajen a Irán. Vale realmente la pena. Pero no se demoren mucho, por si a los fanáticos extremistas islamistas se les da por seguir destruyendo ese rico patrimonio histórico y monumental, a pesar de que muchos lugares y monumentos gocen de la condición de “Patrimonio de la Humanidad”….

Y dos últimos apuntes, ambos de carácter práctico: Procuren llevar el visado ya tramitado por la Embajada de Irán en España, pues en el Aeropuerto pueden pasar hasta una hora para completar los trámites, yendo de una ventanilla (funcionario) a otra (Banco que cobra las tasas).

Paguen por anticipado todo lo posible: hoteles, desplazamientos internos, comidas, propinas, etc. De esa forma, con el dinero en efectivo que calculen van a gastar en regalos, cafés o bebidas no alcohólicas (el alcohol, como el cerdo, está prohibido terminantemente), o algún capricho, se arreglarán estupendamente. Sobre todo, teniendo en cuenta que para cualquier compra tienen que llevar un auténtico “feixe” de riales, que es como se llama la híper-devaluada moneda iraní. Un euro son unos 46.313 riales, aunque ellos hablan de “tomanes”, que consiste en quitarle un cero: 4.631 “tomanes”. ¡De nada, mis queridos lectores!. (Fotos: Lajos Spiegel)

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