Llega Víctor Sánchez del Amo a La Coruña, mejor dicho vuelve el ídolo blanquiazul a la ciudad que nunca dejó de ser su casa. Se fue mundo adelante para finalizar su carrera como jugador, tras la que empezó su nueva andadura como entrenador de la mano de Michel, que había sido compañero suyo en el Real Madrid. Diferentes formas de ver las cosas provocaron que cada uno siguiese su camino por separado.

Pero no vendió su casa en Marineda, pues siempre tuvo la esperanza de volver a una ciudad que ama y respeta como si de un genuino CTV se tratase. La misma integración que tiene Víctor con la ciudad herculina la tiene su familia que también se siente totalmente integrada en una ciudad que los acogió durante una de las etapas más felices de su vida. Aman a la ciudad como si fuese la suya de origen y al Depor como si fuesen canteranos. Esta relación con coruñeses y deportivistas tiene origen y es consecuencia de los grandes momentos personales, profesionales y deportivos que el nuevo míster vivió cuando defendía la elástica blanquiazul.

Como no hay tiempo para mucho, el nuevo inquilino del banquillo de Riazor tratará de trasladar e inculcar a sus pupilos aquellos valores y consignas que hicieron fuerte al Deportivo más laureado de la historia. Sánchez del Amo tiene claras varias cosas. En primer lugar les hará que creer a todos los integrantes de la plantilla lo importante e imprescindible que es su ayuda y apoyo para  estimular sensaciones positivas al resto del equipo, consejo y afición. A la vez que les hará creer que es posible y real conseguir la permanencia, pues de hecho es la más barata de la historia.

También les hará entender que no hay tiempo y que la reacción debe empezar desde el primer partido que jugamos esta misma tarde de hoy ante la Real Sociedad. Con tres partidos ganados podemos salvarnos, y aunque quedan ocho jornadas por disputar les recordará que deben plantearse o imaginarse como si solo quedasen siete, pues el último partido de liga es en Barcelona. ¡Qué solo la conquistan los elegidos! VS ya conquisto el Nou Camp hace años y aunque sabe que es posible a la vez tiene claro que es casi imposible. Haciendo gala de los mismo valores y fuerza que lució cuando defendía la camiseta del aquel equipazo conseguirá con total seguridad el objetivo de permanecer en la máxima categoría.

Mientas uno entra, otro pide paso libre para salir sin tropezar. Este es el caso de un  Víctor Fernández que nunca estuvo cómodo en La Coruña, donde parecía que no jugaba su liga. Se escudaba día sí y otro también en que no lo queríamos por su pasado, a la vez que se acordaba de que queríamos a Fernando Vázquez, que curiosamente tenía el mismo pasado que él, y al igual que lo tuvieron Lotina  e Irureta. Estas excusas de mal perdedor y choremicas le hicieron mal a dolor y otros le cogieron la aguja de marear como si de un inexperto se tratase. En fin, desear a VF mucha suerte en su andadura profesional y pedirle que haga autocritica, a la espera de que aprenda de sus errores y dejé de culpar a los demás.

Parece que el cambio de VF por VS trae consigo de la mano una tregua Consejo-Peñas, que dicho sea de paso solicité en esta misma columna hace una semana, y que parece que tiene como fecha de caducidad a final de liga. Llegada esta fecha todos debemos intentar pacificar y convivir sin comulgar con ruedas de molino, defendiendo nuestras ideas y valores.

Lo que parece más que probable es existirá un nuevo idilio entre Víctor Sánchez del Amo y la afición de Riazor, que todo esperamos que funcione a las mil maravillas como funcionaron en otros tiempos aquellas sociedades Tristán- Valerón, Víctor Makaay, Fran – Djalminha. Suerte a Víctor (que será la nuestra) y un ¡Forza Depor!

 

 

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