Pues sí, se ha roto la racha de empates del Depor pero para peor. La derrota en Cornellá deja además dos consecuencias indeseadas. Por una parte, se demostró la excesiva dependencia en ataque que el equipo tiene de Lucas Pérez y, por otra, la inoportuna lesión de Sidnei, un defensa que jugó todos los partidos de Liga con un rendimiento soberbio.

La ausencia del delantero de Monelos resta mordiente a una delantera que echa de menos no sólo a un finalizador sino a un elemento que incordia, trabaja y tiene a las defensas rivales en estado de alarma. Lucas no tiene un recambio fácil por sus características. Tiene gol pero no sólo eso. Aporta sacrificio, abre huecos y se asocia con sus compañeros. Sabíamos a principio de temporada la dependencia del equipo de su presencia así que habrá que desearle una pronta recuperación para verlo cuanto antes sobre el césped.

Sidnei es, junto a Mosquera y Lucas, otro de los pilares sobre los que se asienta el Deportivo. Llegó sin levantar muchas expectativas pero se ha convertido en un baluarte fundamental del conjunto. La baja lo tendrá como mínimo un mes alejado de los terrenos de juego. En principio Víctor deberá de elegir entre la experiencia de Lopo o la juventud de Rober. Estas serían las alternativas naturales aunque tras la recuperación de Borges podría bajar a Alex Bergantiños a la zaga.

El domingo vamos a ver en Riazor a dos equipos que luchan por el mismo objetivo pero se encuentran en fases diferentes. El Deportivo acaricia la permanencia pero le falta enlazar un par de victorias para dejarla zanjada y evitar que los nervios le puedan atenazar el último tramo de la competición. Pese al buen juego los últimos resultados siembran dudas en la afición.

El Granada ya ha puesto en marcha el plan B, con cambio de entrenador incluido, para agarrarse a la máxima categoría. Y no es que los andaluces hagan mal fútbol pero no acaban de refrendarlo con resultados. El trayecto final de la Liga lo harán de la mano de José González, un técnico con escaso bagaje cuyo último trabajo fue como segundo entrenador de Gregorio Manzano en el Beijing Guoan chino.

Es bueno recordar que no siempre los cambios en el banquillo dan el resultado esperado sobre todo después del excelente trabajo que desarrolló Sandoval en Granada. Bajo su dirección los andaluces dejaron buenísimas sensaciones a los aficionados. Se lamentaba en su despedida el destituido entrenador que tras pelear contra los grandes el calendario le era propicio para remontar el vuelo. Ojalá que esa premonición no comience en el domingo en Riazor y los blanquiazules sumen tres puntos más en su casillero para alcanzar cuanto antes esa cifra mágica –esperemos.- de cuarenta puntos que casi garantiza la permanencia.

Y lo dicho, frente a la creencia popular que asevera que el cambio de entrenador viene acompañado de victoria, yo casi me atrevería a afirmar lo contrario: un cambio de entrenador sólo evidencia que el equipo está en problemas.

@pgarcia_ramos

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