Terminada la temporada con el objetivo cumplido, toca reflexionar en la plaza de Pontevedra. Finalizar la campaña con descalificaciones entre jugadores, representantes y técnico refleja una tensión que se ha contenido durante demasiado tiempo que sin duda ha influido en  el rendimiento del equipo.

De poco sirve buscar culpables a los últimos acontecimientos sino que es el momento de vislumbrar soluciones de futuro. El Consejo del RCD tiene en su mano alumbrar ese modelo de Club que prometía cuando se presentó a las elecciones. Desde que llegó a la presidencia se ha mostrado eficaz en la gestión económica de la deuda, cuestión vital para la supervivencia de la entidad. La temporada que viene comenzará con un presupuesto mayor que le puede permitir diseñar la temporada con más optimismo sin dejar de cumplir con las duras condiciones que conlleva el concurso de acreedores.

Quizás en su bisoñez los dirigentes blanquiazules han mostrado sus costuras en la planificación deportiva. Nadie duda que no sea tarea fácil perfilar una plantilla con las limitaciones económicas que tiene actualmente el Depor y con la necesidad imperiosa de mantener la categoría. Para eso hay que afinar en las contrataciones y tener mucha confianza en el staff técnico.

Pues bien, en dos temporadas han desfilado tres entrenadores: Fernando Vázquez, Víctor Fernández y Víctor Sánchez del Amo, y se presiente que pronto pueda aterrizar un cuarto técnico para dirigir el banquillo deportivista. Estas circunstancias no ayudan a dar estabilidad al proyecto de futuro.

En cuanto a la confección de la plantilla hay un dato que considero positivo. Los jugadores de la cantera que no contaban con minutos en el primer equipo se han cedido para que vayan adquiriendo experiencia y puedan regresar futbolísticamente más hechos.

La mala situación financiera y las limitaciones del propio concurso han limitado las posibilidades de fichar jugadores contrastados. En muchos casos han llegado cesiones -con desigual resultado- más preocupados en su carrera personal que en el crecimiento del grupo.

Como decía, es difícil componer una plantilla con escaso presupuesto. Tratar de mantener a jugadores que han tenido un magnifico rendimiento en campo no está al alcance de todos los clubes. Después del esfuerzo realizado para retener a Mosquera, vienen los Lucas o Sidnei con ofertas que el Deportivo no puede igualar, o la posibilidad de quedarse en propiedad con Fede Cartabria o Luis Alberto, revalorizados tras su paso por Riazor.

Sería un buen comienzo pulir la estructura del Club y, algo muy importante, empoderar a cada uno de los responsables de área en su cometido, empezando por el entrenador.

@pgarcia_ramos

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