By Antonio Malingre
Un embargo nunca es bien recibido en ningún sitio, pero si la que llama a la puerta es la Agencia Tributaria, en un momento de depresión económica sin precedentes, y el importe del embargo representa la práctica totalidad de los ingresos, la situación se vuelve crítica e insostenible.
El Deportivo tiene el deber, como cualquier otra persona, de cumplir con sus obligaciones tributarias. Dada la situación de insolvencia, al club no le queda otra opción que buscar una moratoria renegociando su deuda con la hacienda pública con unos nuevos compromisos de pago para poder subsistir, teniendo en cuenta que en estos compromisos solamente variaría el tiempo, ya que las deudas con el fisco hay que pagarlas íntegramente. Otro cantar son los acuerdos a los que pudiera llegar con el resto de acreedores en los que ahí sí que podría haber quitas. El Consejo de Administración tiene que hacer valer su viabilidad demostrando que los ingresos son superiores a los gastos y dando garantías de que va a responder a los compromisos que se adquieran.
Estamos ante el partido más importante y crucial de los 106 años de vida de nuestro querido club, porque es a vida o muerte. La deuda es asfixiante y el margen de maniobra no existe. No nos podemos permitir el lujo de remar en distintas direcciones. El club, los jugadores, aficionados e instituciones tenemos que estar todos unidos. Se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con la gestión. Se habrán hecho cosas bien y cosas mal. Siempre hay diversidad de criterios al respecto y opiniones para todos los gustos. Incluso en los momentos más dulces, jamás soñados, había detractores. Pero ahora no es momento de hacer leña del árbol caído. No es hora de salir en las juntas de accionistas a criticar para hacerse notar o buscando únicamente una promoción profesional. No es hora de campañas para demoler edificios. Es la hora de la unión, de arrimar el hombro y de apoyar incondicionalmente al Deportivo. Es hora de sumar y no de restar. Cualquier señal de debilidad sería fatal para los intereses del club. El margen de error es muy limitado por no decir inexistente.
El Consejo de Administración no puede sentirse solo en estos momentos de enorme dificultad. No estaría de más que también tuviese el respaldo (y no me refiero económico) de las instituciones locales y regionales, porque hay que tener siempre presente que nadie ha promocionado a esta ciudad como el Deportivo, que en sus días de gloria fortaleció y engrandeció la imagen de La Coruña, siendo conocida en muchas partes del mundo gracias a su equipo de fútbol.
El Deportivo es nuestro equipo y representa un sentimiento de miles de aficionados. No me importa Cristiano. No me importa Messi. No me importan las declaraciones de Mourinho ni quién es un tal Tito Vilanova. Sólo nos debería importar el Deportivo de La Coruña.