Acurrucada en mi rincón ¿Escarlata? rincón muy querido por cierto.-en él me refugio para, ordenar, crear-¡pensar al fin!
La lluvia da con fuerza en los cristales y su sonido es como una pieza musical que nos va diciendo ¡alerta! Los cambios están aquí, pasó la fuerza del sol veraniego, el calor sofocante, los largos atardeceres, con sus colores exuberantes, embriagadores de sentidos, esos atardeceres con sus rosados. Sus amarillos, sus violetas…ese crepúsculo que parece no querer dejar paso a la noche..
¡Estamos en otoño! Estación un tanto melancólica, va decreciendo la luz, esta es más cálida, suave ,con unos matices…
Los colores otoñales son armónicos conducen a un estado anímico más reposado, con quietud casi monacal…
Sus amarillos, dorados, violetas, verdes…se nos muestran en todo su esplendor, pintar en esta estación requiere más esfuerzo, la luz nos entra muy matizada, los cielos son mas grisáceos, el ambiente que nos envuelve,(No diría depresivo) pero sí cargado de melancolía.
El sonido de las hojas secas, el silbar del viento, su característico olor a tierra mojada y frutos en sazón.
El alma sensible vibra con la belleza y el otoño ofrece una variedad de matices, que evocan añoranzas aromas, olores y sonidos…
Leyendo un libro…realizando un boceto…y de fondo, la música dulce e intimista de un violonchelo atrapa y embelesa no solo al alma del poeta sino al pincel del pintor, que mágico corre por el lienzo atrapando tonalidades de ámbar y oro, captando las gotas de lluvia que como lágrimas de musa enamorada empapan la hojarasca extendiendo sobre ella-(la tierra) un fino velo que realza su belleza.
Su luz es suave y dulce, encantadora,
Su aire puro, límpido arranca de las ramas lánguidas notas como las del lejano violonchelo que se hace oír en la soledad del taller.
Así es el otoño,-tiempo de calma y reflexión, ¡dejémonos atrapar por el!