Finaliza una floja Eurocopa la que se disputó en Francia, donde se vio un fútbol pobre y, en general, despertó poco entusiasmo. La idea de convocar a 24 equipos se demostró ineficaz para provocar expectativas entre las selecciones más modestas. De entre las dos docenas de participantes, se clasificaban los mejores 16 para octavos de final, o lo que es lo mismo, los 16 menos malos, una circunstancia que alargó innecesariamente el torneo.
Si hablamos de una Eurocopa maratoniana parece evidente que la gana quien mejor ha sabido dosificar los minutos de sus jugadores. Un ejemplo: los dos finalistas tuvieron que jugar siete partidos en un mes. Y ahí el entrenador portugués Fernando Santos supo jugar mejor sus cartas. En el equipo luso sólo cinco jugadores disputaron los siete partidos del campeonato mientras que Deschamps utilizó una base de nueve jugadores que repitieron en todos los encuentros.
Sin desmerecer los méritos de Portugal, una selección que siempre aspira a lo máximo, hay que tener en cuenta que se encontró un cuadro muy propicio para meterse en la final. No fue capaz de ganar en ninguno de los tres partidos de la primera fase, empatando contra Islandia, Austria y Hungría. En cuartos se enfrentó con Croacia a la superó en la prórroga a dos minutos de finalizar el tiempo extra. No lo tuvo mejor contra Polonia en cuartos de final a la que venció en la fatídica tanda de penaltis tras una parada postrera de Rui Patricio en el último lanzamiento.
Fue en semifinales cuando ganó su único partido dentro de los noventa minutos. Resolvieron Cristiano y Nani al inicio de la segunda parte ante una debilitada Gales donde se echó de menos la aportación de Ramsey.
En la final se encontró con Francia, la selección anfitriona, cuyo principal mérito hay que buscarlo en la victoria ante Alemania –para mi gusto en mejor del torneo junto a Italia- a la que derrotó en semifinales. Buenos jugadores en un equipo galo al que le faltó contundencia en ataque y se le vio floja en la retaguardia. Las bajas de Benzemá y Varane resultaron decisivas en un equipo que aspiraba a igualar el palmarés de España y Alemania en la Eurocopa.
La final resultó insulsa pero reñida. Entre los méritos de Portugal hay que destacar el orden defensivo con un colosal Pepe, la fortaleza en el mediocampo y una delantera donde Nani aportó mucho y Ever hizo el gol de su vida.
En resumen, poca cosa en un campeonato del que se esperaba más de muchas selecciones, entre ellas España, como de Inglaterra y Bélgica. Buena dosis de moral para los vecinos portugueses que finalmente ganan un campeonato que se les resistía pero que debían de haber ganado en 2004 cuando organizaron el torneo en su país. Francia decepcionó a su afición. Le pesaron las bajas y los dos años que llevaban sin disputar partidos de competición oficial.
@pgarcia_ramos