La próxima jornada jugamos contra un Zaragoza en horas bajas, lo cual podría darme pie, entre otros temas, a comentar en esta columna la vuelta a Riazor de los exdeportivistas Lafita y Arizmendi, la anterior militancia de Paco Jémez, Juanmi, Marcos Vales, Villarroya y el Toro Acuña, en ambos equipos, la relación de Arsenio con el club maño (con ascenso incluido) y un largo etcétera de cosas. Pero no, hoy no lo voy a hacer, lo dejo para otra ocasión.

Como antídoto a los malos momentos tenemos como solución perfecta el recordar los buenos tiempos. Por eso, a modo de homenaje y aprovechando la rueda de prensa en la que el exdeportivista Roy Maakay anunciaba que colgaba las botas, me veo obligado a hacer ejercicio de memoria y recordar los añorados momentos vividos con el kíller holandés.

Recuerdo perfectamente la llegada de Roy a nuestra ciudad. Pocos lo conocían. No sabían si era negro o blanco, algunos incluso pensaban que era Émerson el que había fichado Lendoiro. Ni Irureta estaba convencido. Su primera temporada como deportivista la inició con un hat trick , después fue pieza fundamental en la consecución del titulo de liga y al final se convirtió en uno de los máximos goleadores de la historia deportivista. La velocidad y el olfato de gol eran sus mejores cualidades. Fran y Valerón sus mejores proveedores.  Marcó goles de todo tipo y desde todas las posiciones. No estaba exento de técnica. Su mejor partido quizá fuese contra el Bayern en Múnich, que a la postre propició su fichaje por el club bávaro. Si tenemos en cuenta los partidos jugados, los goles que metió, lo que costó y lo que se obtuvo por su traspaso (cuya negociación desesperó a Beckenbauer, Hoeness y compañía) podemos asegurar que fue un jugador muy rentable para el Deportivo. Qué buenos recuerdos tenemos de aquella plantilla plagada de internacionales dirigida por Irureta y que entre otros formaban Songo´o , Djalminha, Víctor, Fran, Tristán, Donato,  Mauro Silva y el actual superviviente Manuel Pablo.

También recuerdo perfectamente la última vez que lo vi jugar en Riazor, en aquella ocasión defendía la camiseta del Feyenoord y el publico blanquiazul lo despidió con un emotivo y continuado “la la la la la Roy Makaay te quiero la la la la la la la la la”. Qué gran jugador.

Hablando de momentos emotivos, despedidas y reencuentros me viene a la mente las ya míticas  cantinelas que la afición blanquiazul dedicaba a Claudio Barragán cada vez que  este visitaba Riazor con el Salamanca o con el Elche. “El Claudio, Claudio, Claudio Barragaaaan, Barragaaaaan”  demuestra que la afición coruñesa además de muy agradecida, goza de buena, pero que muy buena, memoria.

Si hoy en día estremece Riazor con el ya clásico “Valerón, Valerón, Valerón, Valerón” me hace imaginar como rugirán los cimientos del estadio el día de su despedida que, dicho sea de paso, espero sea lo más tarde posible.

 

No quisiera despedirme sin felicitar a mi buen amigo Santiago Togores  por la buena labor que realiza desde hace cinco años como presidente de la Real Sociedad Deportiva Hípica y que fue ratificada por los socios en la Asamblea General celebrada el pasado domingo.

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