Este domingo – y otra vez en sesión  vermú- tiene el Deportivo uno de los partidos marcados en rojo en el calendario de Liga. Nos visita nada menos que el Real Zaragoza, a priori uno de los favoritos para luchar por el ascenso de categoría. Si ya esta circunstancia hace del encuentro uno de los más importantes del año, no lo es menos el hecho de la extraña rivalidad que se ha formado entre los dos equipos en estos últimos años.

Y es que, desde hace unos 4-5 años, aproximadamente, los encuentros entre coruñeses y maños se han visto envueltos en una extraña escalada de rivalidad que tuvo un triste colofón el año pasado en el encuentro que se disputó en Riazor en la segunda vuelta del campeonato. Una vergonzosa pelea entre aficionados de ambos conjuntos con palos incluidos, donde destrozaron un céntrico establecimiento y hubo varios heridos. Hace sólo 6 meses de aquello y lo único que podemos desear es que toda esta sinrazón de violencia se olvide para siempre y que lo único de lo que hablemos sea de fútbol. Y si es de una victoria deportivista pues mucho mejor, claro.

Se puede decir que hasta 2009 las relaciones entre ambos clubes y ambas aficiones eran, cuanto menos, normales. Los partidos se desarrollaban sin más tensión que la provocada por los puntos en juego. Y eso que hubo muchos duelos verdaderamente trascendentes, como aquella eliminatoria de Recopa en 1996, o el de Liga de la temporada 99-2000, cuando el Zaragoza llegaba a Riazor con posibilidades de optar al campeonato que finalmente cayó del lado coruñés. Fue aquel partido en el que Djalminha se quitó la camiseta al marcar el segundo gol, fue expulsado y el Zaragoza empató en los últimos minutos, con lo que la emoción duró hasta el último día.

Incluso me atrevería a decir que muchos de nosotros nos hemos alegrado de algunas victorias del Zaragoza. Estoy seguro de que casi todos nosotros saltamos de nuestras butacas en 1995 cuando Nayim enganchó aquel zapatazo que les dio la Recopa. Por no olvidarme de sus triunfos en Copa de 1994 y 2001 ante nuestro –esta vez sí- eterno rival. Fueron victorias que se celebraron también en La Coruña, aunque en esta ocasión por otro motivo.

Pero fue desatarse el “caso Lafita” e irse todo al traste. Entre la polémica recompra del jugador aragonés por parte del Zaragoza y los más que sospechosos finales de temporada que protagonizaban los maños un año sí y otro también, las relaciones entre ambos clubes y –sobre todo- ambas aficiones se han deteriorado hasta el punto de tener una más que dura rivalidad que desembocó en los tristes hechos del mes de abril pasado.

Lo paradójico del caso es que esas polémicas actuaciones del club aragonés han venido protagonizadas por el que hasta hace poco era su máximo mandatario y accionista: el ínclito Agapito Iglesias. Y digo lo de paradójico porque la animadversión que sienten muchos deportivistas hacia el Zaragoza ha venido provocada por las acciones de un personaje que, curiosamente, es también mayoritariamente rechazado por la afición zaragocista. Vaya, que se puede decir que ellos le tragan menos que nosotros.

Y de ahí, y solamente de ahí, viene una rivalidad entre el RC Deportivo y el Real Zaragoza que esperemos que de ahora en adelante se circunscriba únicamente al terreno de juego y a que ambos equipos luchen por objetivos similares. Todo lo demás sobra.

Este domingo, en sesión vermú, tenemos fiesta en Riazor. FORZA DEPOR!

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