La Coruña, 27 de octubre del 2016
Mi fedello de ayer terminaba con el desplazamiento al aeropuerto O. R. Tambo, de Johannesburgo, con el fin de iniciar mi regreso a La Coruña, con escalas en Doha (Emiratos Árabes Unidos) y Madrid. Con suma puntualidad, me recogió el argentino Juan Ramos, de quien ya les he hablado, y como habia poco tráfico recorrimos con rapidez los 30 kilómetros hasta la terminal aérea. El embarque para Dubai fue bastante rápido, pese a volar en un Boeing B777-300, con todas sus plazas ocupadas. Como facturé directamente La Coruña, luego no tuve engorro en los aeropuertos. A las 19.30 despegó el avión de Emirates con rumbo a Dubai, poniendo asi fin a mi excelente e inolvidable viaje por tierras del Sur de África. Por cierto que, otra vez más, me tocó viajar con el clero, ya que a mi lado iban una monja y un viejo sacerdote. La distancia hasta Dubai es de 6.419 kilómetros, y la duración del vuelo 7 horas y cuarto. Mientras mi pantalla me facilitaba todos los datos del vuelo, también me señalaba permanentemente la situación de La Meca. Por cierto que a las 20.45 era noche en toda Europa, África, Asia y Oceanía, y era de día en el continente americano. Un cuarto de hora después nos sirvieron una buena cena, que acompañé con un botellin de excelente vino tinto Murrieta….californiano. Tras haber cruzado nuevamente el Ecuador, a una velocidad de 958 kilómetros por hora, y a una altura de 10.915 metros, a las 22.15 salimos al mar por Der Es Salam, rumbo a la Península Arábiga. Tras un vuelo muy rápido y tranquilo, a las 5 de la mañana (las 2 en España) tomamos tierra en la superiluminada Dubai, donde a esa hora el termómetro marcaba ya 28 grados. Tras una larga espera, a las 7.35 salimos del aeropuerto de Al Gharoud, en Dubai, con destino a Madrid. Volamos en un gigantesco Airbus A380-800, con dos pisos todo a lo largo del avión, con embarque a dos niveles y con todas sus plazas ocupadas. La distancia entre ambos aeropuertos es de 5.654 kilómetros, y la duración del vuelo 7 horas y cuarto. Pronto alcanzamos el mar, atravesamos el Golfo y pasamos por arriba de Qatar. El servicio a bordo fue muy bueno, ya que cuentan con gran número de personal de ambos sexos: arabes, españoles, japoneses, indios, etc. Por cierto que tuvieron el detalle de hacerme y dedicarme la foto que acompaña este articulo. Sobrevolando Bahrein nos dieron un desayuno muy bueno, y tras dejar la Península de Sinaí sobrevolamos el Canal de Suez y El Cairo (Egipto). Tras otro largo recorrido pasamos más abajo del archipiélago griego y la isla de Malta, momento en el que sirvieron otra estupenda comida que regué con un buen vino francés. El café lo tomé cuando repasamos Túnez, de donde saltamos a las Islas Baleares y entramos en la península por Valencia, seguimos por Cuenca y a las 13.20 llegamos al aeropuerto de Madrid, completando un estupendo viaje. Y con el vuelo entre Madrid y La Coruña rematé un inolvidable viaje, y vi realizado el deseo de más de 30 años de estar en Sudáfrica, Zambia y Zimbabue. Tuve la suerte de ver y disfrutar a tope de muchas cosas que aún no les conté y que lo haré mañana como cierre del relato, para no extenderme más hoy. Desde la Playa de Santa Cristina (La Coruña) saludos y mis mejores deseos. (Foto: Lajos Spiegel)