Después del partido jugado el pasado domingo por el Dépor en Valladolid y sin que sirva de excusa por el resultado me viene a la mente aquel fatídico partido de semifinal de Copa de la temporada 88-89 que de forma tan lamentable arbitró Soriano Aladrén (más conocido para algunos deportivistas como Soriano “Al-ladrón”). De haber disputado la final de la Copa del Rey, el Dépor hubiese jugado la Recopa de Europa ya que el otro semifinalista, el Real Madrid, fue campeón de liga ese año. Como anécdota hay que resaltar que poco después los deportivistas Chuchi Hidalgo y Ramón (que sufrió una escalofriante entrada en el medio del campo que le obligó a retirarse en camilla) ficharon por el equipo castellano. Paradojas de la vida. Como la de Djukic con el Valencia. Otros miembros del actual cuerpo técnico del Deportivo también pertenecieron al equipo vallisoletano; Ríchard Moar como jugador, y Ríchard Barral como segundo entrenador cuando lo dirigía el exbarcelonista y excolchonero (entre otros) Marcos Alonso.

Tirando de su archivo personal, Fefe del Río, historia viva del deportivismo después de sus casi setenta años como socio, y teniendo en cuenta que el próximo rival en la Copa del Rey es el Real Murcia, me documenta que en la temporada 1940-41 el Deportivo consiguió su primer ascenso a primera división ante el Murcia después de jugar la promoción de ascenso en campo neutral, Vallecas, tras ganar en la prorroga por 2-1 con goles marcados por los blanquiazules Chacho y Guimarans. De recuerdo más reciente, aunque ya hayan pasado 18 años, fue el último ascenso deportivista, curiosamente también con el Murcia. Los dos goles que Stojadinovic marcó a los de Felipe Mesones propiciaron el ansiado ascenso a primera. El Murcia llegaba líder a aquel partido y el Deportivo estaba a 2 puntos y fuera de los puestos de ascenso. Una victoria deportivista igualaría a los dos conjuntos a puntos, pero por el golaverage particular ascendería el Dépor. La escenificación previa al encuentro, con las hormigoneras como cabezas de cartel, era impresionante. Hacía una tarde espléndida y Riazor presentaba un lleno total. A los pocos minutos de comenzar el partido, ardió la cubierta de la preferencia que colindaba con el antiguo lateral marcador. La gente saltaba al campo por lo que pudiera pasar y el partido se interrumpió durante 40 minutos. Todas las alarmas estaban encendidas y el desconcierto era total. Nadie daba crédito de lo que estaba pasando. Nunca olvidaré la cara de desesperación de Arsenio. Pensaba que la historia se estaba repitiendo y que el Dépor se iba a quedar otra vez sin ascender, como si esa película ya la hubiera visto antes. Pero no, en esta ocasión el brujo de Arteijo estaba equivocado. El guión estaba escrito y era perfecto. El Dépor, después de muchos años de sufrimiento, ascendió. Al final del partido toda la ciudad estaba feliz. Posteriormente se pronunciaron dos frases que sonaron a broma en aquellos días pero que con el tiempo se convirtieron en dos profecías que marcaron el futuro blanquiazul. La primera de ellas fue en las declaraciones posteriores al partido: “con el incendio se quemó el meigallo”. La segunda, en el balcón de María Pita durante la celebración oficial. El presidente, en un momento de euforia, soltó aquello de “Barca, Madrid, ya estamos aquí”. Algunos pensaron que había entrado en trance. La verdad es que nadie, ni siguiera los más soñadores, se podían imaginar lo que iba a venir después…

Artículo escrito por Federico García Poncet y publicado en el periódico deportivo DXT Campeón el pasado 27 de octubre de 2009.

 

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