A lo largo de estas dos últimas semanas existieron varios hechos destacables dentro del deportivismo. Por un lado me parece digno destacar la presencia y la muestra de apoyo incondicional de las peñas deportivistas en la ciudad deportiva de Abegondo, pues es necesario ver, como diría el holandés Louis Van Gaal, cómo algunos piensan siempre en positivo y nunca en negativo. Creo y lo digo sinceramente que es la única forma de salir adelante en estos momentos. Y por otro lado, la recuperación de jugadores importantes para el partido de hoy, que unido a la recuperación del gol demostrada por Adrián en la selección sub-21 nos obliga a pensar que esta tarde no pintarán bastos en Riazor.

Llegó el momento de la verdad, no es ni mucho menos la última oportunidad, pero es necesario empezar a ganar. Una victoria haría recuperar la confianza a la plantilla y a la afición. Como diría Vujadin Boskov «ganar es mejor que empatar, y empatar es mejor que perder» por eso nos encomendamos a hacer buena esta frase del mítico entrenador. En definitiva, “fútbol es fútbol”.

Estoy seguro que al finalizar el partido no oiremos en la sala de prensa famosas frases como “todavía no puedo entender qué hicimos mal”, “después del partido no se puede hacer nada”, “no estaba bien físicamente”, y un largo etc. de excusas. Estoy convencido que Miguel Ángel Lotina mostrará su humildad y nos encomendará a seguir trabajando para mejorar esta situación lo antes posible.

Con respecto a nuestro otro equipo, la selección nacional, volvió a ganar, esta vez en Escocia,  y son ya 9 puntos los que suma liderando la clasificación por delante de la Repúbilca Checa con 6. El seleccionador escocés Craig Levein dijo al final del partido que había sido la mejor selección que había pasado nunca por allí. El enfrentamiento del pasado martes me recordó aquel épico partido (de los que hacen afición) de 1974 clasificatorio para la Eurocopa, también en Hampden Park.  En aquella noche de espesa niebla británica Quini marcó dos goles (Linemayer le anuló otro legal), Iríbar igualaba el récord de Zamora y detuvo un penalty a Hutchison con uno a cero en contra y el público volcado y Migueli, que debutaba, fue una muralla inexpugnable. Todo ello con la entrega y raza del resto del equipo hicieron de aquella noche un partido memorable y que se revivió 36 años después (ya llovió) con la etiqueta de campeones del mundo.

Forza Dépor y Viva España.

 

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