Después de este parón liguero que se saldó con las derrotas de las dos selecciones nacionales de fútbol y baloncesto (en el que mucho tuvieron que ver el que no hubiesen jugado como nos tienen acostumbrados y también, aunque no sirva como disculpa, la mala suerte) y a la espera de que Nadal y Alonso nos den una alegría, nos enfrentamos al Sevilla. El partido será retransmitido a las 9 de la noche, sólo para sus abonados, por la cadena de televisión que, después de 20 años, sigue con los derechos de retransmisión de los partidos de los domingos.
Acaba de empezar la liga y como siempre el gallinero alborotado; qué si el equipo no tiene gol, qué si el portero no inspira confianza, qué el doble pivote no funciona bien, qué tal o cual no están para jugar y, por último, la sentencia o presagio de los más pesimistas: el míster este año no come las uvas aquí.
¿Somos enormemente alarmistas? Pienso que después de muchos años oyendo estas cosas, todos los futboleros sabemos que estos dimes y diretes son la salsa del fútbol y no deja de ser una válvula de escape que nos muestra el clásico gusanillo de tensión del inicio liguero. No sabemos ni presagiamos lo que pasará, pero confiamos en cumplir con los objetivos. Si pintan bastos el típico fanfarrón dirá, ya lo dije yo, estaba claro, así no podemos ir ningún lado.
Después de tantos años en la máxima categoría me veo obligado a confiar en nuestros máximos referentes, Miguel Angel Lotina y Augusto Cesar Lendoiro, que visto lo visto, de fútbol saben un rato largo. En eso sí que tenemos suerte. Por cierto, yo soy de los que prefiero ganar a toda costa, o xogo bonito pra Brasil.
Artículo publicado en el diario DXT Campeón el pasado domingo 12 de septiembre de 2010, por Federico García Poncet