Durante mi reciente e inolvidable viaje por África del Sur (Sudáfrica, Zimbabue y Zambia) tuve la oportunidad de visitar la ciudad de Simon’s Town, en la que se encuentra la Base de la Marina de Guerra de Sudáfrica, y conocer directamente la bella y curiosa historia de un perro mundialmente famoso llamado “Just Nuisance”.
Al estilo del famoso “Ney”, un golden retriever que tiene una reproducción en bronce en la ciudad de La Coruña, “Just Nuisance”, un gran danés enorme que casi media dos metros, gozaba del aprecio de los habitantes de la citada ciudad sudafricana, especialmente de los marinos de la “Royal Navy” británica, que eran por entonces los señores de esa base. Propiedad de Benjamin Chaney, director del “USI” (United Service Institute”), el gigantesco can se pasaba casi todo el tiempo deambulando por la base, muchas veces estorbando el tránsito con su enorme cuerpo, por lo que le bautizaron con el nombre de “Nuisance”, que en inglés significa “molestia” o “estorbo”.
Con el tiempo se convirtió en una especie de “Ángel de la Guarda” de la marinería, ya que subía al tren con ellos y les acompañaba en sus correrías por Ciudad del Cabo, urbe situada a unos 35 kilómetros de Simon’s Town. Los esperaba y conducía de vuelta a la base, ya que por lo regular regresaban borrachos como cubas.
Todo marchaba sobre ruedas (nunca mejor dicho), hasta que las reiteradas quejas de otros viajeros, asustados por el descomunal tamaño del pacífico can, motivaron que la compañía férrea le prohibiese la subida al tren, echándolo fuera muchas veces y amenazando a los marineros y a su dueño con retenerlo y matarlo mediante la eutanasia.
Tales medidas y tan serias amenazas provocaron que los marineros, perjudicados gravemente por la falta de su “ángel custodio”, protestasen de forma tan airada y reiterada como inútil a la compañía ferroviaria, ofreciéndose incluso a pagar su billete como si fuese un viajero más.
En vista de que sus protestas no lograban el fin deseado, y no pudiendo prescindir del tren para desplazarse a “limpiar fondos” a Ciudad del Cabo, trasladaron sus ruidosas e insistentes quejas a sus jefes militares, llegando casi a amotinarse. Fue así como consiguieron que el Almirantazgo británico concediese a “Just Nuisance” el grado de Marinero de Primera, con los mismo derechos que cualquier humano, convirtiéndose en el primer perro-marinero del mundo.
Fue alistado oficialmente el 25 de agosto de 1939, momento en el que, para completar su afiliación, le pusieron el nombre de “Just” (que significa Simplemente, pero que luego convirtieron en Justo), señalándole como Profesión la de Quebrantahuesos, y con derecho a usar la gorra oficial.
“Just Nuisance” sirvió en la Armada entre los años 1939 y 1944, viviendo intensamente la Segunda Guerra Mundial, ya que su imagen fue utilizada profusamente en la propaganda aliada. Su condición de marinero no solamente permitió al can de nuestra historia viajar en tren, sino que incluso lo hacía gratis, al igual que toda los marinos británicos. Fue así como el gigantesco danés siguió conduciendo sana y salva a la marinería durante seis años más, y con todos los derechos de cualquier viajero.
Era tal el cariño que le tenía la marinería que, en una ceremonia celebrada por todo lo alto, lo casaron con una perra gran danés, llamada “Adinda”, que tuvo 5 cachorros, 2 de los cuales fueron subastados con gran éxito en Ciudad del Cabo, con el fin de lograr dinero para el duro conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial….
Cuando murió, el 1 de abril de 1944, tras las graves secuelas sufridas al ser atropellado por un coche, hubo “luto naval” en todo el país, tal era la fama de “Just Nuisance”, que fue enterrado con honores militares y envuelto en la bandera nacional.Una bella estatua de bronce, con su gorra marinera bajo las patas delanteras, lo recuerda en la Plaza del Jubileo, sita en pleno centro de Simon’s Town (en la fotografía), y en su tumba colocaron una gran lápida de piedra con su nombre y apellido, recordándonos que murió el 1 de abril de 1944, a los 7 años de edad.
En el Museo de la ciudad hay una sala dedicada exclusivamente a “Just Nuisance”, y desde el año 2000 se celebra un llamativo desfile de canes, en el que se elige un gran danés como “copia” o recuerdo de ese famoso héroe canino.
Tal como me lo contó mi magnífico y documentado guía, así lo relato yo, a la vez que se lo decido a varios chuchos de mi entorno vital (con el nombre de sus propietari@s entre paréntesis): Pepe (Lucía), Molly (Pirula), Pelocho (Loly y José Luis), Xopén y Miler (Bea), Thor (Ana y Xoán), Janus (E. Rivas), Bubi (Berta), Rocky (Ana) y Panchito (Cany y Paco). (Foto: Lajos Spiegel)