Pues parece que las aguas bajan revueltas por la Casa Blanca. Van de primeros en la liga, son favoritos en su eliminatoria de Champions y vienen de ganar el Mundial de Clubes. Pero claro, resulta que llevan unos cuantos partidos que no ganan por las habituales goleadas y encima van y caen por 4-0 ante el eterno rival capitalino. Poco importa que ese rival sea el actual campeón de Liga y subcampeón de Europa. Esa goleada encajada y los factores anteriores sumados a unas fotos de la fiesta de cumpleaños de Ronaldo poco después del derby, pues han provocado que salten todas las alarmas, que se hable de crisis y que estos días haya habido un desfile de Audis hacia Valdebebas con reunión del mismísimo Florentino con la plantilla.
Y uno, que aún no es excesivamente mayor, pero que ya lleva vistos un buen puñado de temporadas futbolísticas todo esto le parece un poco absurdo. Parece que como la Champions todavía no se ha reanudado, que no hay partidos de la selección y que la Copa tampoco es que dé para mucho, pues nada, que hay que hablar de algo y llenar titulares. Se quejan de las bajas que tienen cuando por cada baja hay otro futbolista internacional que ha costado 30 millones esperando para salir a jugar. Dicen que Bale no está en forma cuando es de sobra conocido que ese jugador es capaz de decidir un partido por sí solo, como ya demostró el año pasado en las finales de Copa y de Champions… en fin, que me río yo de la crisis de un equipo que va primero en la clasificación.
Estamos en un campeonato donde lo habitual es ver como el Barça gana 0-6 en Elche, 6-0 al Granada, que este mismo equipo encaja un 0-4 ante el Madrid, que el Rayo se lleve 5 del Bernabeu y el Sevilla se lleve otros 5 del Nou Camp. Y, como obviarlo, el 2-8 que encajamos en la primera vuelta en Riazor. Ese partido que iba con un “lógico” 1-4 hasta bien entrada la segunda parte y que se transformó en ese escandaloso resultado tras bajar los nuestros los brazos. Son resultados que muestran una liga donde 3 equipos luchan por la liga, otros 4 por meterse en Europa, y del 8 al 20 por no descender. Y claro, todo lo que no sea una goleada de los de arriba ya es síntoma de debilidad. Y si encima juntan un par de partidos con malos resultados pues ya tenemos la crisis servida.
Y nada de todo esto le importaría al aficionado deportivista si no fuera porque este sábado rendimos visita al Santiago Bernabéu para enfrentarnos a un Real Madrid hambriento y con ganas de demostrar a su público que siguen siendo los mejores del mundo mundial. No es descartable que veamos un partido donde el resultado no nos guste en absoluto, que veamos a los jugadores merengues señalándose el nombre después de marcar un gol, haciendo algún numerito desafiante, limpiándose el escudo o haciendo esos aspavientos tan ridículos como prescindibles que han hecho en alguna ocasión. No es descartable que paguemos unos platos que no tenemos por qué pagar pero que les sirva a ellos para cerrar esa presunta crisis que dicen que tienen. Sin dejar de tirar el partido, tenemos que ir a hacer nuestro juego y hacer el mejor encuentro posible, sin bajar nunca los brazos como hicimos en la primera vuelta en los minutos finales del partido. Tenemos una camiseta y un escudo que defender y eso es lo único que nos tiene que preocupar. Sólo así podremos salir del estadio madridista con la cabeza bien alta y sin pagar plato alguno.
Y bueno, por qué no soñar también un poquito y desear que esa crisis sea más gorda de lo previsto y el sábado a las 8 de la tarde tengamos algo que celebrar. Eso ya sería genial.