Llegaste hace ya 6 años, tras un traumático descenso. Eres, junto a Alex, que volvía de una serie de cesiones, y de Laure, el futbolista más veterano de la actual plantilla. Sabías que venías para ser el suplente de un indiscutible en la portería como era Aranzubía y que tu papel iba a ser, en principio, la de ser suplente. Pero nada de eso te importó, habías estado cuatro temporadas en el Mallorca con una presencia testimonial y ese reto no te suponía ningún problema.
Y así fue, durante aquel año del ascenso con record de puntuación tan sólo jugaste los partidos de Copa hasta caer eliminados. Lo habitual en un portero suplente, vaya. Tuvo que ser en la jornada 37, cuando la liga ya iba llegando a su fin, cuando por fin pudimos verte debutar en Liga –obviamente por lesión de Aranzubía- frente al Valladolid en lo que parecía que iba a ser el partido decisivo en caso de ascenso. Y una lástima aquel gol de Manucho en el minuto 89, porque podría haber sido un debut perfecto, pero bueno, lo importante es que nos dimos cuenta de que teníamos un portero de garantías en el banquillo.
No varió mucho tu rol en la convulsa temporada siguiente: tres entrenadores, Oltra, Domingos Paciencia y Fernando Vázquez, pero sin movimientos en la portería. A nadie le extrañó y a ti tampoco. De nuevo, ni una mala palabra y ninguna queja. Tan sólo entrenar y esperar tu oportunidad. Profesionalidad de principio a fin.
Tu oportunidad llegó al año siguiente. Quizás cuando más lo necesitábamos los deportivistas. Otro descenso a Segunda, rescisiones de contrato por orden de los administradores judiciales, futuro incierto, … pero decidiste renovar y apostar por el Depor. Y de paso darnos tranquilidad en lo que a la portería se refiere, que buena falta nos hacía. Vino un Fabricio, entonces en horas bajas, para completar la nómina de porteros y empezar el año con confianza en la portería.
Y así fue, culminaste un año sensacional y tan sólo un esguince en la jornada 23 frente al Córdoba te hizo perder un mes de competición. Había llegado tu año, ascendimos a Primera y ya solo faltaba ser el titular al año siguiente. Un año más te ganaste la renovación.
Pero no fue así, en la 2014-2015, un mal inicio de temporada dio con tus huesos en el banquillo y la sensacional irrupción de Fabricio hizo el resto. Volviste a portarte como un profesional, seguiste entrenando y dando sensación de que por la portería no iba a haber problema. El año pasado volviste a ser titular hasta que una inoportuna lesión puso la guinda a la nefasta segunda vuelta que hicimos. Y este año más de lo mismo, empiezas jugando, vas al banquillo y vuelves a jugar con la ilusión del primer día.
Nunca una mala palabra, solo entrenar y esperar tu oportunidad. Estamos de acuerdo en que no eres Buffon ni Neuer ni De Gea, que en la nómina del Depor para el año que viene tenemos dos buenos porteros como Tyton y Rubén, pero tu profesionalidad, tu saber ganarte la renovación año a año (me empiezas a recordar a Donato en ese aspecto, por cierto) y tu peso en el vestuario hacen que yo, si fuera presidente, intentase que el año que viene siguieses en la plantilla deportivista.
Y, por descontado, que sigas haciendo asados, que para eso también vales mucho, según dicen!