By Pablo García-Ramos en DXT Campeón el jueves 30 de enero de 2014.
El FC Barcelona, perdón, sus dirigentes, está viviendo una paranoia en la última semana. Escuchar al nuevo presidente culé Josep María Bartomeu decir que la crisis institucional que vive la entidad barcelonesa provocada por el contrato de Neymar, la tiene Madrid, así en general, es insólito. Resulta difícil imaginar un discurso más patético, insultante para la inteligencia humana y con la peor intención de alimentar ese perverso discurso catalanista contra el resto del Estado.
Vale la pena hacer memoria de los últimos acontecimientos. Hace un par de años se posicionó hábilmente en el mercado mundial del fútbol a Neymar, un jovencísimo jugador brasileño que estaba llamado a suceder a Pelé. Los principales clubes europeos se pusieron manos la obra para conseguir sus servicios, algo que se convirtió en una lucha cerrada entre Real Madrid (RM) y Barcelona. Finalmente el astro carioca firmó con los azulgranas.
Sandro Rosell anunció el fichaje a bombo y platillo por 57 millones de euros, una cifra tirando a baja para lo que se estila en el mercado mundial de traspasos de las principales estrellas. Se vendió como un éxito de la gestión del presidente.
Poco tiempo después, un aficionado y socio culé llamado Jordi Cases, presentó una querella ante la Audiencia Nacional en la que solicitaba conocer las cifras reales del fichaje de Neymar. Ha bastado con esa “curiosidad envenenada” del tal Cases para desatar una crisis institucional en Can Barça.
Primero dimite Rosell, tan sólo un día después de suplicar al juez Ruz que admita la querella y lo llame a declarar. La explicación que presentó ante los medios de comunicación era que en dicho contrato existían unas clausulas de confidencialidad que estaban obligados a respetar. Tras esta peregrina explicación, toma el relevo en la presidencia Bartomeu, miembro de la Junta Directiva y actor importante en las negociaciones con ese maremágnum de intereses que tenía los derechos del futbolista (el padre de Neymar, el Santos y un fondo de inversiones).
Visto el revuelo originado, el socio Cases insinúa que puede retirar la demanda si el Club le asegura que no tomará represarías contra él. Pero esta decisión llega tarde porque la Fiscalía anuncia una investigación de oficio porque el tema tiene mala pinta.
Pocos días después, Bartomeu admitía que el fichaje pudo llegar a los 88 millones de euros, pero en lugar de pedir disculpas a los socios y tratar de resolver las posibles consecuencias que pudieran derivarse con Hacienda y/o otros agentes que participaron en la negociación, afirma “En Madrid cuesta digerir que tengamos a Neymar”. Por si había dudas, ese era el problema.
Por último, para rematar este desatino institucional, no se le ocurre otra cosa que declarar en el más puro lenguaje mafioso: “En Madrid hay un fiscal que no conocemos, no es uno de los nuestros”. Si señor, gran estreno como presidente. Si fuera socio del Barça, pediría elecciones anticipadas inmediatas.
Twitter: @pgarcia_ramos