Atendiendo la invitación de mi distinguido colega Cristóbal Atienza, con quien coincidí en un inolvidable viaje por Sudamérica, me desplacé hasta el inmarcesible lugar de Belesar (Lugo). Viajé con Fede García Poncet, Director del diario digital «Fedellando.com”, y Juan Pedro Barco, Jefe de Sección del periódico “Deporte Campeón (dxt)”. En A Ermida-Belesar, al borde del Río Miño, están los viñedos y la bodega “Vía Romana”, empresa vitivinícola que hace honor al sello “Galicia Calidade” y honra a nuestra tierra. En tan paradisiaco lugar inició la familia Méndez-Rojo, en 1940, su ejemplar actividad empresarial. Su buen hacer y prestigio propiciaron la gran empresa que dirige actualmente, muy certeramente, por cierto, su hijo Juan-Luis, que en nuestra visita estuvo muy bien ayudado por María Varela, “Marketing Assistant”, y Pepe Albela, Maestro destilador. Juan-Luis se mostró, además, como un magnífico anfitrión en la visita a las modernas instalaciones de la Bodega (asentada en una bella casa solariega del Siglo XVI, con 14 hectáreas de viñedo propio), y durante el “Homenaxe aos Bos Amigos”, al que acudimos una treintena, llegados desde muy diversos lugares de España. Tras regalar nuestro paladar con sus excelentes vermús “Nordesía”, degustamos un soberbio cocido, generosamente regado con sus exquisitos vinos: “Mar del Norte” (Albariño blanco), “Vía Romana” (tinto Mencía añada 2017), “Mil Ríos” (Godello del 2016) y “VR” (tinto vegano Barrica 2014). Y como remate, sus soberbios licores: “Zas” (con pimiento de Padrón), “María Castaña” (tostado con castañas), y “Terra Meiga” (blanco, crema, orujo, café, hierbas y tostado). Dos cosas quedaron patentes: el acierto de su lema “El vino no entiende de prisas”; y que, en efecto, la familia Méndez-Rojo consiguió transmitir de generación en generación el tesón y el amor por la tierra y sus productos. ¡Chapó!. (Foto: Lajos Spiegel)