El Deportivo es el primer club de la ciudad y precisamente por eso tiene que liderar y debe dar ejemplo cuidando a todos las demás instituciones deportivas, sociales, culturales y benéficas. La institución coruñesa es patrimonio de todos los coruñeses y deportivistas, ¡ojo! no hace falta ser socio, accionista ni tan siquiera gallego, para ser del Depor únicamente hay que tener el sentimiento y querer la institución y defenderla a capa y espada. Después de lo vivido en la pasada Junta de Accionistas del Real Club Deportivo de La Coruña algunos accionistas se creen que pueden hacer lo que quieran con el Depor, y ahí es donde se equivocan. El tiempo a estos personajes los va a poner en su sitio, pues somos muchos los que vamos a defender los derechos y sobre todos los valores de una mayoría. Una vez dicho esto, pasamos página, pero no olvidamos la tristeza vivida el veintiocho de mayo en Palexco. La historia del Club tristemente tiene escrito un capítulo difícil de borrar.
Para empezar a dar otra imagen el club deportivista debería empezar por organizar actos de ayuda a ongs, clubs deportivos con la fórmula de choque deportivo entre jugadores del Depor y otros de otra disciplina (básquet, rugby) y lo que se recaude para la ong. Jornadas de confraternidad de los jugadores de ambos clubes comen juntos y se conocen. Los jugadores y director deportivo tienen que entender que estas actividades sociales son parte de su trabajo. Creo que es hora de que algunos profesionales a sueldo del club comiencen a conocer la idiosincrasia de la familia blanquiazul. A modo de ejemplo, sería bueno que estos acudiesen un día al INEF; ir a los colegios de primaria a tirar córneres con los niños y su profesor de educación física, visitar a niños enfermos en el oncológico y ostros hospitales de la ciudad, participar en actividades de la ciudad. El Deportivo debe tener un estilo y unas formas en la calle además de tener un estilo de juego. Entendemos que no todos tenemos el encanto de ilustres deportivistas, pero hay que tratar de cuidar estos aspectos sociales. Vestir la camiseta en el estadio y fuera de él. Hay que reforzar las marca Depor para tratar de limpiar lo que algunos han dejado sucio.
Hay que mejorar la proyección del equipo femenino. No tiene sentido que juegue y ande de peregrinaje por ahí adelante. Incluso deberíamos buscar la viabilidad de que nuestras futbolistas jueguen los partidos oficiales en el estadio de Riazor, al igual que lo hace el equipo masculino. Y si eso no es posible, tendremos que buscar otro campo de la ciudad. Pero la dinámica no tiene que ser derrotista. Al equipo de las chicas debemos hacerle la vida más cómoda y creer en ellas. Hay que recuperar Riazor como un activo; los partidos del equipo femenino pueden generar nuevas líneas de publicidad, marketing etc. La experiencia de la carrera femenina en Coruña ha sido un éxito de participación y público. También que se puedan jugar allí finales de campeonatos de categorías inferiores. Que el abuelo vea jugar al nieto en Riazor. Que los niños estén orgullosos de pisar por un día el estadio donde jugaron Bebeto, Fran, Mauro, Valerón, Rivaldo, Donato, Djaminha, Tristán, etc. Y ya que hablamos de estos fenómenos, evaluar las posibilidades del trofeo Teresa Herrera. A lo mejor es la excusa para tratar de traer a equipos femeninos de tirón como Barça o Atlético. Seguiremos dando ideas en pro y defensa de los valores que algunos han perdido. ¡Forza Depor!