Los deportivistas estamos tristes, la situación actual del Real Club Deportivo de La Coruña no pasa por un buen momento, la afición está desolada ante una situación que la gran mayoría no ha vivido y la que algunos tenemos en el recuerdo. Los resultados tremendamente desilusionantes, y el estado de tensión permanente se han instalado en el equipo blanquiazul. Los máximos dirigentes comprueban que se ha juntado el hambre con las ganas de comer, y que el enfado general se los va comiendo bocado a bocado. En el plano deportivo los resultados nos han colocado en puestos de descenso, socialmente vivimos el momento de mayor desunión del deportivismo de la historia y las gradas del estadio de Riazor cada día tienen menos público.
Algunos tenemos en el recuerdo la situación vivida en los años ochenta cuando el Deportivo vivía sus momentos más difíciles, la situación complicada después de los años negros fue tremendamente desesperante. O sea, la pesadilla que algunos ya vivimos se repite, esta película y sus tristes capítulos ya la vimos. A los que peinamos canas y llevamos yendo a ver al Depor desde los años setenta no se nos hace nueva esta situación.
Ahora lo importante es saber cómo vamos a salir de este jaleo. Únicamente tenemos que mirar atrás y comprobar que hemos hecho en otras ocasiones para enderezar el rumbo. Principalmente lo que hace falta es tener fe y confianza, y un ingrediente imprescindible como la unión. La fe es algo que llevamos dentro, y por ello podemos y debemos hacernos fuertes. Tristemente en este proyecto de desunión han participado activamente algunas personas que se piensan que el Club es de ellos y que poco a poco van comprobando que no va a ser así. La Asamblea del pasado 28 de mayo, ha marcado un antes y un después, por la culpa de algunos, y hablo en plural, que se pensaron que podían manejar a los muchos que tenemos sangre blanquiazul. Para volver a crecer hay que trabajar, y hacer un buen trabajo, pero no debemos olvidar que se convierte en impresionable respetar los valores que los blanquiazules llevamos a gala. Por otro lado, la parroquia deportivista ha demostrado que hoy en día no comulga con ruedas de molino y que está hasta las narices de que le tomen el pelo.
Importante, hoy todos los aficionados tenemos que llenar Riazor y conseguir que las gradas vuelvan a vibrar como si de una fiesta se tratase. Es necesario que el equipo sienta el apoyo de la hinchada que nunca se rinde arropando a los jugadores que defienden la camiseta de nuestro querido Real Club Deportivo de La Coruña. Da igual quien sea el entrenador, jugadores, consejeros, director deportivo, presidente o el que está a la sombra, hoy lo único importante es ganar los tres puntos. Parece increíble pero el día que jugamos con el Oviedo en Riazor hubo unas veinte mil personas y en el último partido que jugamos en Riazor trece mil, cifra que está muy lejos de los números a los que estábamos acostumbrados. Sentidiño y ¡Forza Depor!