Mientras hay vida hay esperanza y la verdad es que a los que somos del Real Club Deportivo de La Coruña aún nos quedan veintisiete puntos importantísimos por vivir. La realidad nos permite criticar y ver que la situación cada día se convierte en más complicada.
Ayer ante la Unión Deportiva Las Palmas se pudo comprobar el por qué ambos equipos son candidatos al descenso de categoría. Mal partido, mal juego y malos equipos son la antesala que nos hace intuir malos augurios para ambos clubes. Yo soy de los que veo un Depor desmotivado, hundido anímicamente y falto de confianza. Va a ser difícil que cambie la situación, y si a eso le unimos el desánimo de una afición que empieza a hundirse y en la que afloran cada día más detractores al trabajo del Consejo de Administración, podemos convenir que nos quedan tristes historias por contar.
Yo no soy partidario de abuchear a los jugadores durante el partido, cantar “dimisión, dimisión, …” o reírme de los futbolistas de mi equipo y muchísimo menos el aplaudir los goles del contrario. Estas situaciones no las comparto, pero tengo que decir que las puedo llegar a entender en personas que son mas viscerales y que tienen un temperamento un poco más incisivo que los que somos más pachorras. A estos aficionados y desde la experiencia que nos ofrece el haber vivido etapas tristes y oscuras del deportivismo les anunció que no es fácil ser de Depor, pues a lo largo de su vida vamos as pasar muchas veces por situaciones similares. Ya lo dice la canción.
Lo que si comparto es que una vez finalizado el partido el público en general muestre su disconformidad con el trabajo realizado. De hecho, ahora se puso de moda salir al medio del campo para que la afición te silbe, eso sí que no lo llego a entender, es del género bobo. Dicho sea de paso, aprovecho para mostrar mi asombro a la costumbre de aplaudir las expulsiones de los jugadores que dejan a su equipo en inferioridad numérica, antiguamente se les recriminaba esa falta de temple y actitud, ahora se les aplaude cuando se les debía recriminar esas acciones que merman las opciones competitivas del equipo. Por otro lado, me quedo perplejo en ver la cara que le echan algunos llamados comunicadores que dan opiniones sobre el juego del Depor y que no pisaron Riazor en su vida. En fin, no son cosas del fútbol en exclusiva, es un problema educacional del panorama nacional. Habla de lo que quieras sin saber.
El momento de asumir responsabilidades ha llegado, desde el inmenso respeto que le tengo al presidente Tino Fernández quiero pedirle que vaya tomando decisiones urgentes en lo que se refiere al saneamiento del área deportiva, y con ello me refiero a limpiar antes de incorporar. El Consejo de Administración está muy mal asesorado el aspecto deportivo y es una pena que no se den cuenta, pues esto puede llevarse por la borda el trabajo realizado en otras áreas del club.
Y ya que hablamos de presidentes quiero enviar un fuerte abrazo a mi amigo Augusto Cesar Lendoiro y desearle una pronta recuperación tras esa operación de una válvula en el corazón. La última información médica que tengo es esta en la UCI y que, pese a la situación de gravedad, hay una ligera mejoría con respecto a cómo estaba antes de la operación. Serán importantes las próximas horas para saber cómo evoluciona la recuperación de Lendoiro. Un abrazo Presi y ¡Forza Depor!