Algo falla en un club de fútbol cuando no se habla de eso, de fútbol. Es lo que ha sucedido esta semana con nuestro RC Deportivo, que las noticias/sucesos no se han referido al deporte, por desgracia. Hemos oído hablar de concursos, de convenios, de elecciones y hasta de un penoso incidente que creo que ha cobrado más trascendencia de la que merecía en sí.
Y a ello me voy a referir en primer lugar. Pero para terminar pronto con ello, fundamentalmente. Me da igual quien empezara la discusión, quien agrediera a quien, quien o quienes fueran los culpables. Lo que me da realmente pena es que dos deportivistas se enzarzaran en una pelea que ha llegado a provocar una denuncia ante la policía, un comunicado del club, otro de la Federación de Peñas, una cobertura informativa con amplias dosis de opinión y posicionamiento en favor de uno u otro… Me da pena porque no eran dos aficionados anónimos. Eran un presidente de una federación de peñas y un dirigente de una de las empresas del Deportivo. Es decir, no eran personajes anónimos como podemos ser usted y yo.
Es el peor momento para una fractura social –nunca es buen momento para ello-. La afición deportivista tiene que seguir unida como lo ha hecho tan ejemplarmente hasta ahora. Hemos demostrado una unión que ha sido reconocida hasta por el juez García Pérez que lleva el concurso del RC Deportivo cuando se refirió a la amplia masa social que mueve el club y que hace que sea “una empresa de especial trascendencia para la economía de la provincia, e incluso de la comunidad autónoma”. Las cifras hablan por sí solas: 23.000 socios en Segunda División y asistencias de público a Riazor que ya quisieran muchos equipos de Primera.
Luego está también el tan manido temas del convenio de acreedores. La verdad es que lamento profundamente no haberme apuntado hasta hoy a ninguno de los numerosos cursos, conferencias y seminarios que el Ilustre Colegio de Economistas de La Coruña, al que pertenezco, ha impartido hasta la fecha. Seguro que habría adquirido unos conocimientos que me serían muy útiles para hablar ahora de todo este proceso. Lo que sí está claro es que todos hemos aprendido estos meses lo que es un convenio en un concurso de acreedores, lo que es deuda privilegiada y ordinaria, lo que es un pieza de calificación y lo que es una quita. El problema empieza cuando nos aprendemos esas cuatro cosas y ya nos creemos expertos y empezamos a opinar del tema. De momento, ya sabemos cuándo se votará ese convenio y lo mucho que vamos a leer sobre ello hasta entonces.
Tenemos muchos candidatos a la presidencia del Deportivo. Desde que Paco Zas se lanzase valientemente a la piscina en primer lugar, hasta Tino Fernández, que ha sido el último en postularse, son ya cinco (Lendoiro incluido) los aspirantes a la poltrona. Y fue un gran apunte el que hizo mi amigo FedePoncet cuando recordó que de nada vale pactar un calendario electoral con los que, en este momento, no son oficialmente candidatos, si no que no son más que unos accionistas. Otro asunto que hay que tratar con suma delicadeza.
Son muchos, demasiados diría yo, los temas relacionados con el Deportivo que no son fútbol. La realidad es que estamos en puestos de ascenso directo, que llevamos una racha de 3 victorias consecutivas, que nos esperan unos partidos hasta Navidad bastante ilusionantes, que tenemos un futbolista en la plantilla en el centro de la defensa que está explotando este año y que espero que esté convenientemente blindado para no malvenderlo si fuera el caso (¿cuándo tendremos nuestro Illarramendi, nuestro Isco, nuestro Javi Martínez, para que vengan a buscarlo y nos paguen una cantidad indecente de dinero?).
Jugamos el domingo en Ponferrada. Un partido inédito contra un equipo que el año pasado dio una muy buena impresión dirigido por nuestro querido torero Claudio Barragán, y que hasta el siempre prudente Fernando Vázquez ha dicho que podemos y debemos ganar. Eso es lo que nos tiene que ilusionar en este momento, que para eso vamos tan bien clasificados.
Y es que cuando se habla de fútbol y no de otras cosas la vida se ve muy distinta.