Deportivo2

Como antesala al derbi gallego y con una jornada liguera de descanso por el medio, debido a los compromisos oficiales de nuestra querida Selección de Fútbol de España, hacen a modo de tiempo muerto antes de poder disfrutar de un nuevo e interesante duelo entre el Real Club Celta de Vigo y Real Club Deportivo de La Coruña. Pese a que en esta ocasión ambos equipos están fuera de peligro se presume que la intensidad del duels será como si nos jugásemos un partido vital. Estos encuentro son así y la salsa de los mismo es precisamente que nos jugamos algo más que tres puntos.

En la columna de hoy no voy a hacer un recordatorio de las estadísticas de victorias, empates y derrotas de los derbis disputados en la historia por los dos equipos más importantes de Galicia. Tampoco vamos a hacer gala de los títulos que ostenta el equipo más laureado de Galicia, pues en estos momentos el otro club lleva una ventaja bastantes holgada a su favor en lo que a puntos en la clasificación se refiere. Hay que vivir el presente sin olvidar el pasado,  pero ahora lo más importante es pensar el futuro.

O sea, desde ahora mismo comienza a jugarse el clásico gallego donde como suele ser habitual y desde la distancia unos y otros empiezan a trasladarse presión señalando al otro como favorito y las consecuencias de tensión que ello conlleva. En este caso, por juego y comodidad en la tabla, por jugar en campo propio y la olla a presión que esto supone podemos señalar al equipo vigués como favorito pasándole la pelota. Aunque también debemos referirnos a la historia y ver que en los Depor-Celta o Celta –Depor no existen claros favoritos. Si normalmente, jugar en campo propio supone una ventaja, convendremos que en este tipo de partidos no es así.

Ganar un derbi con holgura, marcar un gol y sumar los tres puntos no es fácil y en ocasiones el empate o victorias por la mínima son la tónica más habitual en el resultado final. Los sentimientos y sensaciones más profundas a flor de piel convierten este momento en algo más que futbol. La pasión por uno colores hace que el único objetivo sea ganar el partido al máximo rival y disfrutar de una jornada especial que va más allá del antes y después del partido.

Para motivarnos podemos hacer memoria con recuerdos imborrables del pasado en figura de algunos deportivistas que hicieron las delicias de la hinchada que nunca se rinde. Aquel golazo de Bebeto en la temporada 95-96 con un gesto técnico de antología, parada como la de Songo´o a cabezazo de Jordi Cruyff dentro del área pequeña. El daño y desquicio que les provocaba la presencia y juego de Turu Flores. Aquella goleada 0-5 en Balaidos. Djalminha con Mostovoi, ya en la banda había hecho de las suyas protegiendo el balón. Un auténtico espectáculo, futbolístico y teatral, de un genio inigualable. O aquel recorte de tacón del brasileño que acabó en golazo y que hace que todos gritemos ¡Viva el derbi! Y ¡Forza Depor!

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