De sobra es conocido el grave problema demográfico que sufre Galicia, cuya población humana se reduce año tras año. A pesar de los esfuerzos que realizan los estamentos oficiales, municipales, autonómicos y nacionales, siguen siendo más las personas fallecidas que los recién nacidos. Y por eso son cada vez más las escuelas infantiles que se ven obligadas a echar el cierre, al no contar con niños suficientes para mantenerlas en funcionamiento. Algunos ayuntamientos incluso priman con vivienda gratuita y otros alicientes a los que tiene niños en edad escolar, para que se trasladen a vivir a esos municipios. Pero mientras eso ocurre en el sector humano, sucede todo lo contrario con el de los “animales de compañía” o mascotas (perros, gatos, hurones, tortugas, hámsters, etc.). Año tras año se incrementa el número de animales controlados (todavía queda un importante grupo fuera de los controles oficiales) inscritos en el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (REGIAC), dependiente de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia. Los perros controlados oficialmente se elevan a casi medio millón, cifra que supera a la de niños menores de 14 años. La única ciudad de Galicia en que se invierte tan negativa tendencia es la de La Coruña, ya que cuenta con más de 30.000 niños dentro de esa franja de edad y poco más de 25.000 animales de compañía. Pero lo peor es que frente a unos 20.000 menores de 10 años se contabilizan más de 25.000 mascotas…. La ciudad de Ferrol es una de las que ofrece un mayor desequilibrio entre niños y animales de compañía, ya que mientras los infantes hasta 14 años de edad suman unos 7.000, los animales de compañía superan los 10.000. Y una de las zonas más saturadas de canes es sin duda la del paseo de la playa coruñesa de Santa Cristina. Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)