Ayer dediqué mi artículo diario a solidarizarme con la justa defensa que de su profesión hacen los Guías Turísticos de Bolivia, recogiendo la información que me remitió Cynthia Otálora, que fue una de las guías que me acompañó en mi inolvidable recorrido por ese bello e interesante país andino. En ese artículo recogí las diferentes respuestas aportadas a su pregunta “¿Qué es un Guía de Turismo?”. Y como prometí publicar sus respuestas, se las ofrezco a continuación: “Un verdadero guía es aquel que: Trabaja para todos, y recibe de uno solo. Tiene horario de salida, pero no de llegada. Hace que el viaje sea más viable. Es el que, para dar una sonrisa amiga, oculta pero no olvida sus lágrimas. Es el que deja la rutina tranquila de su casa, para ir al mundo a desafiarlo, aún con zancadillas. Es el que da la mano sin necesidad, para entregar ayuda y placer al otro.
Es el que encuentra belleza y la muestra, donde otros ven ruinas, cenizas, bronces, sinrazones y basura”. Y añaden: “El Guía es un ser al que antes de reclamarle o acusarlo, hay que oírlo y comprenderlo. El Guía abrió su vida particular, y se expone para que la del pasajero sea agradable en el viaje. El Guía estudió, trabajó, luchó para ser un profesional digno y respetable”. Y rematan de esta forma: “Procede con sabiduría e intuición en cualquier situación, y no cobra por su amistad. Precisa que se le respete y se lo reconozca…. Y que, con cariño, el pasajero se lleve un recuerdo lindo del viaje. Ni más, ni menos”. Creo que la defensa de su profesión y sus demandas y puntualizaciones son completamente justas y respetables, ya que he visto comentarios, sobre todo en las redes sociales, e incluso en “Tripadvisor” donde soy “Colaborador destacado”, hay gente que los denigra despiadadamente, con el agravante, en la mayoría de los casos de no aportar pruebas que avalen ese ataque. Tal cual se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)