Dado que no se aclara la situación en Nicaragua (con Belice, únicos países de América del Norte y América Central en los que no estuve) como “Viajero sin Fronteras” hace un par de meses tomé la decisión de dejar las tierras americanas (el año pasado estuve en Bolivia, Colombia y Ecuador, y en el 2017 recorrí Honduras, Guatemala, El Salvador y Costa Rica) y viajar a Oriente Medio. Concretamente a Irán (la legendaria Persia) y la “Ruta de la Seda” (Uzbekistán), con posibles extensiones a Armenia y Georgia. Pero no contaba con que a Donald Trump, presidente de Estados Unidos, se le diese por montar un lío con Irán. El 7 de junio, día de mi Santo, comí con mi hermana Marika en “El Rincón de Ger”, y le dije que ya había conectado con Agustín Vázquez (Viajes RAI), mi agente de viajes, para hablar de mi nuevo periplo, y me comentó que una amiga suya había viajado recientemente a Irán y quedó encantada. Pocos días más tarde, Donald Trump amenazó seriamente a Irán, país que reforzó sus defensas aéreas ante la creciente tensión con Estados Unidos. Y mientras, en Nicaragua, Daniel Ortega liberaba a 56 presos políticos, Trump acusaba a Irán del ataque a dos petroleros en el Golfo de Omán, y Rusia advertía que si Israel atacaba a Irán podía desencadenarse una guerra nuclear. Los rusos equipararon las acusaciones americanas a sus mentiras en la Guerra de Irak, y Japón dudaba también de la versión estadounidense. Recordaban como USA, al negarse España a venderle Cuba y Puerto Rico, provocó el hundimiento del acorazado “Maine”, para declarar la guerra a nuestro país…. Y a pesar de que la tensión siguió en aumento, con Inglaterra de “cómplice” de los americanos, durante la comida de celebración de mi cumpleaños (14 de este mes) comuniqué a los asistentes mi firme decisión de viajar a Irán. Y en eso sigo. (Foto: Lajos Spiegel)