Entre los meses de marzo y mayo de este año presenté mi último libro de “Viajero sin Fronteras”, en el que recogí mi excelente periplo por Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica. En todas las presentaciones resalté que, tras recorrer esos cuatro países, únicamente me quedaban Nicaragua y Belice para completar mi estancia en toda América del Norte y América Central, y que pensaba visitarlos en octubre próximo. Y aunque en el transcurso de mis presentaciones se produjeron graves conflictos internos de Nicaragua, mantuve mi proyecto. Pero el asunto se puso tan feo, que en julio el Ministerio de Asuntos Exteriores desaconsejaba viajar a Nicaragua, y el Ministro Josep Borrell afirmó que ese país estaba “casi en guerra civil”. Incluso su famoso Desfile Hípico, que este mes de agosto reuniría a más de 3.000 jinetes, ha sido suspendido debido a la falta de seguridad, y como gesto de solidaridad con los familiares de los muertos en los numerosos disturbios. El pasado día 7 decidí el cambio de mi plan de viaje a Nicaragua y a Belice, fijando como nuevo objetivo Colombia, Ecuador y Bolivia. Ese mismo día, asumió la presidencia colombiana Iván Duque, relevando a Juan-Manuel Santos, con el gran desafío de asegurar la paz. El discípulo más aventajado del expresidente Álvaro Uribe tiene que afrontar el hecho de que, tras 8 años, Santos no logró cerrar del todo el acuerdo con las FARC; y, aunque aumentó la seguridad, en menos de 3 años hubo 332 muertos, a sumar a los más de 250.000 que acumula ese conflicto armado a lo largo de 60 años. Duque se enfrenta al ELN, último bastión guerrillero, y a las acusaciones de Nicolás Maduro de que Colombia está detrás de su intento de asesinato con drones…. La cosa no pinta muy bien, pero “Mientras el cuerpo aguante”, sigo con mi nuevo plan de viaje. (Foto: Lajos Spiegel)