Es posible que a lo largo del día de hoy sigamos recogiendo pronósticos de unos y otros a favor de una u otra selección. Incluso es posible que estemos apostando en alguna porra, y prometiendo pintarnos el pelo o incluso dejarnos perilla. No es que sea un triunfalista o un osado, el caso es que, después de ver casi todos los partidos de este mundial y siendo perfectamente consciente de que los partidos hay que jugarlos, tengo claro que el equipo de Vicente del Bosque es el verdadero favorito para ganar este Mundial de Sudáfrica.
Muchas veces por prudencia divina o por miedo a llevarnos el disgusto del siglo, creamos un caparazón virtual en defensa de nuestros sentimientos, pero yo creo que es el momento de disfrutar de un día entero con la ilusión de ser los mejores del mundo. Insisto, yo apostaría a caballo ganador por nuestra querida selección.
Los holandeses Van Nistelrooy y Ronald Koeman entre muchos otros confiesan que ven a España como favorita. El entrador alemán, Joachim Low, aseguró que su equipo perdió ante «el mejor equipo del mundo» el Pulpo “Paul” ya ha pronosticado que España ganará la final del Mundial ante Holanda. Incluso Parri, coruñes de adopción y concursante en “Supervivientes 2010”, sin ver ni un solo minuto del mundial apuesta ciegamente por la victoria de equipo nacional.
Estos pronósticos llegados desde el Caribe y desde tierras germanas y holandesas y el incondicional apoyo de la parroquia española y de los Príncipes de Asturias que se desplazarán a Johannesburgo junto a la Reina para presencia la final, son un reconocimiento y un respaldo muy importante para nuestra selección.
Pero independientemente de ser favoritos o no, lo que hay que tener son los pies en el suelo. Y de eso saben mucho los holandeses después de dos finales perdidas. En la primera de ellas, en Alemania, llegaron después de haber jugado unos partidos increíbles y espectaculares, practicando un fútbol total en el que todos los jugadores sabían jugar de todo y estaban en todas partes como auténticos gladiadores. No jugaban al 4-3-3 ó 4-4-2 (que eran los sistemas de entonces) ni utilizaban los dibujos y esquemas de hoy de cuatro números como el 4-2-3-1. Parecía como si el sistema fuese el 1-10. Y con disciplina, un fútbol nunca visto. Hasta el apodo (inspirado en una película del genial Stanley Kubrick), la Naranja Mecánica, daba fe del perfecto engranaje. Pero, a pesar de estos antecedentes, todo se truncó en la final con la selección anfitriona. Fue una pena para los amantes del fútbol y del espectáculo. Aunque pudo ganar el partido, Holanda ni tuvo uno de sus mejores días, ni la suerte la acompañó. Cuatro años después, en Argentina, se repitió la misma historia pero con corrupción arbitral incluida. Cuidado, porque aunque todo ocurrió hace mucho tiempo pueden tener la lección bien aprendida y nosotros somos todavía primerizos.
En el campo de lo anecdótico, y siguiendo con aquel equipazo, hay que recordar un enfrentamiento que tuvieron con nuestra selección. Fue un año antes del mundial de Alemania y el partido se disputó en Ámsterdam, como preparación mundialista. Ganó Holanda 3-2 y fue conocido como el partido del absurdo. En aquellos años, había otras reglas de juego que propiciaron que Reina, ante la presión de Cruyff, marcase un autogol de antología desde fuera del área después de que Violeta en saque de puerta le pasara el balón con la intención de que el esférico saliese del área y el cancerbero, con el pie, lo introdujese nuevamente dentro para poderlo coger con la mano y sacar. Después, en la segunda parte y con un gran fútbol, España se recuperó y Valdez logró el empate a dos. García Remón, que debutaba y había salido tras el descanso, lo estaba parando todo, pero desgraciadamente en el minuto 90 y en claro fuera de juego, Cruyff deshizo la igualada. Aquel partido también lo disputó un chaval de 25 años que años más tarde fue muy conocido por estas tierras e hizo historia: Javier Irureta.